Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

'Aguantá' petiso

Un país que insulta con la originalidad de Argentina está a salvo de cualquier cosa; hasta de ellos mismos

Un país que tiene entre sus dichos callejeros que "Gardel cada día que pasa canta mejor", está completamente a salvo, hasta de sí mismo. Entre eso y que siempre creí en el valor terapéutico del insulto y que me perdonen quienes tienen a la albiceleste como segunda piel -y hasta como primera si me apuran- estoy disfrutando como nunca con la tormenta perfecta que supone la combinación entre un argentino enfadado y las redes sociales. Nuestra perversión llegó a tal punto que en la redacción se celebraron más los goles de Croacia que el pufo de Costa a Irán. Tiene su explicación no me maten todavía. El caso es que mi hermano me pasó unos audios después de la cagada arrabalera contra Islandia y los convertí en trending topic, al menos en Mora Claros. Eso era un empate, así que después de una derrota humillante -y merecida- era cuestión de tiempo que la creatividad argentina se dejara ver. El atormentado pianista James Rhodes, acaba de descubrir España como la Meca del buen vivir, mejor comer y siempre disfrutar. Además de ser un ferviente defensor de la merienda -mejor con un bocata de jamón de medio metro- y de la croqueta como tapa señorial, enarbola la bandera del insulto argentino como uno de los brillantes recursos de nuestro idioma. Tiene toda la razón.

No voy a entrar en referencias a partes anatómicas de la santa madre de alguno de sus jugadores, ni a la profesión de la misma del entrenador, pero lo de "Higuaín, nave industrial de canelones", "Sampaoli, cabeza de rodilla"; "Caballero, trampolín de piojos" o "Messi, petiso vegetariano", deben convertirse en un tesoro a conservar. Les queda un partido contra Nigeria y dado que todo el país asume que ya la cagaron en Rusia, lo único que deseo es que continúen los motivos para adornar nuestro idioma con semejantes descubrimientos. Como hace tiempo que dejé de sufrir con el fútbol -algo que les recomiendo, vivirán más felices preocupados de sus cotidianas mierdas y no sobre qué coche se compró Ronaldo mientras decidía no pagar impuestos- es de lo poco que espero en lo que queda del Mundial, aparte de que seguiré sin dedicarle un minuto más del que me ocupa para destacar lo mejor en la portada que tienen entre las manos.

Desde Sui Generis, cuya música les recomiendo, con las locuras de Charly García, a mi adolescencia marcada por Les Luthiers, Argentina continúa dándome razones para superar el miedo a un viaje eterno y llegar a visitarla. Lo haré, lo prometo.

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