2024, el Año del Dragón

Simboliza la riqueza y la fortuna. Tiene fuerza y un carisma personal que parece irresistible

Al terminar el año 2023, nuestras esperanzas se vuelcan hacia el 2024. Un año bisiesto, que no gusta a los supersticiosos. Año con Juegos Olímpicos en París. Año con elecciones en Europa, Galicia, el País Vasco, probablemente Cataluña, y quién sabe si en España. Según los chinos, será el Año del Dragón, si bien ese año draconiano no empieza esta noche, sino el 10 de febrero, cuatro días antes del Miércoles de Ceniza. El mundo está enloquecido. Por eso, la gente pregunta a los adivinos si este Año del Dragón saldrá divino, o será una mierda, como le dijo un padre a su hijo descarriado.

En el horóscopo chino, el último año del Dragón fue 2012. Entonces no estaba Xi Jinping de presidente chino, sino Hu Jintao. En España estaba de presidente Mariano Rajoy, y en Andalucía lo era José Antonio Griñán. Lo indico para que se vea la fugacidad del tiempo, no hay desgracia que 100 años dure. Cuando llegue el próximo año del Dragón, en 2036, veremos que también este pasará. Y se sabrá si han cumplido la Agenda 2030, o llegó el Juicio Final.

Pero no nos adelantemos. En 2024, el Dragón viene con augurios que ustedes reconocerán. Simboliza la riqueza y la fortuna. Tiene fuerza y un carisma personal que parece irresistible, además de buena suerte. Necesita un objetivo para proyectar su vida. Ojo a esto: “Sus mayores debilidades son el narcisismo, la frivolidad, la pedantería y su falta de comprensión hacia los demás”. Y otro aspecto negativo: a veces su obcecación hace que se equivoquen estrepitosamente y no son capaces de rectificar sobre la marcha. También son demasiado orgullosos y tercos.

¿A quién les recuerda? No, no se confundan. Él no es dragón. Nuestro presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, nació en 1972, que no fue un año de Dragón, sino de Rata, unos seres sociables, de encantadora personalidad, capaces de atraer a muchos a su alrededor. Los dragones y las ratas, en sus años, presentan la coincidencia de que son bisiestos, por lo que disponen de un día más para celebrarlos. Puigdemont, por el contrario, nació en 1962, un año del Tigre, el signo de los aventureros.

Al dragón se lo cargó San Jorge, que en catalán es Sant Jordi, su santo patrono, y da nombre a la plaza de Barcelona donde se ubican la Generalitat y el Ajuntament. A ese palacio sueña con volver el tigre. En el día de Sant Jordi se regala un libro y una rosa. Por ello, se puede deducir que el nuevo año se presenta florido y hermoso.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios