En el tejado

F.J. Cantador

fcantador@eldiadecordoba.com

Capitán cortés

Qué manera de rizar el rizo, qué manera de hacerlo bien y de una forma imaginativa homenajeando a un hombre que se lo merece. Resulta que el grupo Compromís en el Senado descubrió que en el callejero de Belalcázar se estaba incumpliendo la Ley de Memoria Histórica al dedicarle una calle al capitán Cortés -Santiago Cortés-, un militar de Valdepeñas conocido colaborador de los falangistas, que fue oficial del Ejército y de la Guardia Civil y lucho en el bando de las tropas franquistas. Pues bien, el Ayuntamiento de Belalcázar ha mantenido el nombre de en el callejero de Capitán Cortés, pero en esta ocasión refiriéndose a Antonio Cortés Medina, un hombre que tiene una historia más bien de película y que merecía estar en ese callejero del pueblo que le vio nacer, tal y como ha llevado a efecto el Consistorio. Según revela el expediente redactado al efecto, Antonio Cortés nació en Belalcázar en 1915 y ejerció como maestro de escuela, hasta que, al inicio de la Guerra Civil, se hizo notar al impedir, pistola en mano, que se hiciera daño a las monjas de su pueblo, incorporándose en 1937 al Ejército republicano y convirtiéndose en uno de los defensores de Madrid ante las tropas franquistas, lo que hizo de forma destacada, siendo ascendido, primero a teniente y después a capitán, hasta que la ciudad fue tomada, siendo entonces encarcelado.

Tal y como continúa el expediente, fue liberado tras dos años, en 1941, y volvió a Belalcázar, donde se casó, abrió una escuela privada y volvió a ejercer de maestro, siendo desde entonces conocido como capitán Cortés, hasta que fue nuevamente encarcelado en 1945, en este caso acusado de colaborar con los maquis que actuaban en la zona. Este nuevo periodo en prisión, con fugas y nuevos encarcelamientos incluidos, se mantuvo hasta 1986, no ya por el motivo original de apoyar a los combatientes antifranquistas, sino porque, a partir de los años 60, se le diagnostica esquizofrenia y pasará los últimos años de prisión en el Psiquiátrico Penal de Alcolea, en Córdoba. Pudo salir de dicho penal psiquiátrico en diciembre de 1986, al hacerse cargo de él sus hijos, que vivían en Madrid, donde murió a causa de un cáncer de pulmón, finalizando así la historia del Capitán Cortés, en cuyo pueblo, según ha informado el Ayuntamiento de Belalcázar al Senado y consta en el expediente, ya se mantiene esa calle en su honor, que de esta forma se le dedicó cuando aún vivía, pues se hizo con anterioridad a la década de los 80 del pasado siglo. Hace tan solo unas fechas se ha procedido a la inauguración de la vía, a la que han acudido sus familiares y amigos orgullosos de ver que ese hombre tiene ya una calle en su honor en el pueblo que le vio nacer y que nunca le olvidó. Una iniciativa que debería ser más común de lo que a veces es.

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