EL panorama andaluz que dibujan las encuestas del Grupo Joly que publicamos hoy, y anteriormente el CIS a nivel nacional, vaticina que en las capitales y otros grandes núcleos urbanos las mayorías absolutas serán la excepción y la necesidad de pactos para constituir gobiernos municipales estables será la norma inevitable de conducta. Tal vez como nunca desde 1979.

La novedad es que, treinta y seis años después de aquella fiebre pactista, los protagonistas, y también las víctimas, de la misma son diferentes. Básicamente: ha desaparecido UCD, ha mermado considerablemente la influencia de IU (entonces, PCE) y han aparecido dos nuevos agentes, Podemos y Ciudadanos. Que vienen con ganas y con fuerza y que tienen en sus manos la capacidad de inclinar la balanza de muchos ayuntamientos hacia el PSOE o hacia el PP. Con ganancia propia, como es natural, que aquí no hay gratuidad que valga.

Entre ambos protagonismos el desarrollo de los acontecimientos en los últimos meses ha querido que Ciudadanos parta con ventaja con respecto a Podemos. El primero avanza en expectativas electorales, quizás porque ha sido capaz de convencer a la opinión pública de su vocación transversal y de su posición moderada y su colocación en el centro del espectro político, que es precisamente donde se autoubica el más amplio bloque de españoles.

Por el contrario, las constantes reinvenciones de Podemos no han terminado de convencer a los ciudadanos de su sinceridad. Por más que cambien su programa y descafeínen su discurso, los de Pablo Iglesias son vistos como un grupo de la izquierda radical, cuyos límites de crecimiento se sitúan en la absorción del electorado de Izquierda Unida y el bocado, de dimensiones inciertas, al electorado del Partido Socialista. El campo del centro sociológico e ideológico apenas ha sido conmovido por la retórica podemita pese al sacrificio de Monedero y los velos sobre el origen de Podemos, su vocación rupturista del sistema y sus simpatías -o algo más que simpatías- internacionales.

Conclusión: independientemente de los escaños municipales que consigan unos y otros, Ciudadanos saldrá del 24-M con más margen de maniobra que Podemos. También por sus teóricos aliados. Ciudadanos puede pactar con PP o con PSOE, y Podemos sólo con los socialistas. Es el único consuelo que le queda al PP, el gran damnificado por la pérdida de las mayorías absolutas.