El cuentagotas

Eugenio Chicano

Cursillos y cursillistas

20 de julio 2008 - 01:00

EN los años 50 surgió con exaltado furor religioso un movimiento conocido por Cursillos de Cristiandad. Entre ultreyas, misas y confesiones multitudinarias, los cursillistas no paraban en sus contriciones. El hecho de formar entre ellos "grupos de vigilancia para vencer al pecado" para después rendir cuentas al director espiritual de turno estrechaba el cerco de libertad de pensamiento, de la simple elección. Se dieron casos de confesiones públicas, además se propagaron los cilicios y los mortificadores expiatorios sin freno. Una amiga me contó que estando en espera del autobús, un pariente mío se ofreció a llevarla en su coche. Una vez en él, mi pariente se dirigió a un sitio apartado y solo y allí se detuvo. Mi amiga sorprendida y asustada por la embarazosa situación preguntó: "¿No crees que estamos demasiado solos?". A lo que mi pariente, sacando del bolsillo un crucifijo y enarbolándolo en la mano respondió: "¡No somos dos, somos tres!".

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