Las dos orillas
José Joaquín León
Sumar tiene una gran culpa
EL propósito de enmienda no sirve en política. Después de reconocer un error no queda otra que dimitir. Esa debe ser la razón por la que casi nadie reconoce un fallo.
Sin embargo el hasta hoy [por ayer] concejal Manuel Marmolejo pensaba hacer lo contrario. Corregir simplemente reconociendo el error cometido para luego hacer borrón y cuenta nueva.
Algo parecido ha ocurrido con el alcalde, Francisco de la Torre, que en principio parecía dispuesto a amparar a su concejal de Polígonos aceptando que pudo actuar con desconocimiento de la ley al otorgar contratos a la empresa de su cuñado. De la Torre parecía haber dado por hecho que semejante explicación iba a ser suficiente de cara a la ciudadanía.
Todo en este asunto es extraño por demás. No se explica ese inicial respaldo del alcalde a Marmolejo, al que también hizo alusión ayer el presidente provincial del Partido Popular, Elías Bendodo, señalando textualmente, que Francisco de la Torre sigue apoyando la figura de Manuel Marmolejo, y que la decisión de dimitir anunciada por el concejal en ese mismo momento y en la sede del PP era una decisión personalísima. Es como si el Partido Popular quisiera dejar bien claro ese extremo, no se sabe muy bien con qué fin.
No ha hecho falta que la oposición hable de descontrol municipal en materia de contrataciones, para que De la Torre se haya podido dar cuenta de que la confianza en su equipo de gobierno podría tambalearse si él como máximo responsable municipal empieza a restar importancia al incumplimiento de una norma administrativa y acepta simples disculpas a una actuación irregular.
Las últimas cuarenta y ocho horas deben haber sido bastante movidas tanto en el seno del PP como en la Alcaldía, ya que fue en la tarde noche del lunes cuando empezó a trascender que ayer Manuel Marmolejo presentaría su dimisión. Incluso el propio alcalde, Francisco de la Torre, empezó a admitir ante los medios de comunicación la posibilidad de que el concejal Marmolejo dimitiera como respuesta a lo que consideraba un comportamiento incorrecto. Algo que ni por asomo parecía plantearse aún el propio Marmolejo.
De todo lo ocurrido hay claves que se escapan a la interpretación de los hechos. Es de suponer, por mucho que lo niegue Elías Bendodo, que el líder del partido popular andaluz, Javier Arenas, habrá puesto el grito en el cielo y habrá pedido que se exijan responsabilidades. Sin embargo ayer quedó claro que el PP provincial sigue contando con el hasta ahora concejal para temas orgánicos.
Lo que parece obvio es que todo esto puede tener un importe coste político para el alcalde, Francisco de la Torre, si alguien lo recuerda en el momento y lugar oportuno. No hay peores enemigos que los que se tienen dentro de casa.
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