Maratón de Navidades

21 de diciembre 2025 - 03:07

En Cenacheriland, adelantados en la modernidad, llevamos dándole al turrón desde finales de noviembre. El pistoletazo de salida de las felices fiestas —por eso de marcar un hito original— fue el maratón dominguero de la semana pasada. La línea roja sobre el asfalto del recorrido estaba pintada con varios días de antelación. Y para pintas las que llevaban los atletas que competían al trote en un soleado día caprichoso, persiguiendo la medalla.

Alrededor de 22.000 corredores en fosforito vivo, de todas las tallas y edades: desde profesionales a los que dan ganas de invitar a unos callos de venta, hasta gorditos sportivos con las mejillas destellando más que una baliza V-16. Mucha mujer garza, musulmana y nórdica, además de las corredoras locales, que llevaban un ritmo de zancada alegre con bastante cachondeo. Hasta vi correr a un hombre con muletas, con un envidiable espíritu de superación. Un espectáculo de esos que te encuentras por sorpresa cuando sacas a pasear al perro. Y ahí estábamos los viejenials, disfrutando del sudor ajeno sin poder cruzar el paseo, porque aquello era más complicado que ir de una acera a otra en una procesión cofrade. En este espectáculo barroco de la carrera urbana no podía faltar el toque singular de la banda rock Animals versionando a todo volumen temas de Oasis y Red Hot Chili Peppers. Tres chavales (batería, guitarra y bajo) daban vidilla y ánimos a los pedestres frente a un hospital, para mayor alegría de los ingresados sandungueros. Tal vez fuera el impacto de esa música en directo y el empacho de villancicos, burritos sabaneros y tamborileros lo que me ha inclinado a refugiarme en The Beatles durante estos días, en una terapia detox musical para desintoxicarme de tanta pandereta y zambomba.

El maratón de las Navidades no viene con récords de consumo. Que andamos mojamas perdidos se confirma con el descenso de ventas durante el Black Friday. Y por haber protestado bien durante este 2025 que no cesa, Papá Noel evitará calzarnos el pincho del puerto, dando un respiro al skyline litoral.Total, entre el jadeo de los regalos express, mercadillos navideños, buñuelos y chocolate con churros, y familias dando tumbos por las calles, omeopralizados para sobrevivir empachos de Nochebuena, avanzamos en esta carrera hacia la felicidad por decreto, agotados de esperar el rejonazo de la nueva tasa de basura a un año zebedeo y multón a la vista. ¡Feliz Navidad!

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