Embustes y distracciones

Podemos monta una farsa en torno al sistema político para despistar sobre a quién de veras investigan por corrupción

El uso de la guerra de distracción es frecuente en la política populista. Da igual del signo político de sus líderes: Putin, Trump, Maduro... la usan constantemente. Entre los populismos latinoamericanos está extendidísima tal práctica. Así que no debe extrañar que los otrora asesores de ese tipo de liderazgos apliquen sus propias recetas cuando ejercen el suyo.

Es el caso de Podemos en España. El partido coaligado con el PSOE para formar un Gobierno minoritario en España afronta dos frentes judiciales relevantes y de futuro incierto. Ambos frentes afectan, por un lado, a la organización política en sí y a un grupo de dirigentes y, por el otro, al líder.

Un juez acaba abrir una causa penal a Podemos como persona jurídica, en la que también investiga a varios de los principales colaboradores de Pablo Iglesias en la cúpula del partido morado. Los supuestos delitos denunciados que se investigan son financiación ilegal, blanqueo de capitales, administración desleal y revelación de secretos. En una palabra: corrupción.

Paralelamente, el denominado caso Dina ha dado un giro inesperado: el supuesto robo de la tarjeta de memoria de un móvil de la colaboradora de Pablo Iglesias de origen marroquí fue un montaje para ocultar la destrucción del contenido de la misma. Iglesias se presentó falsamente como víctima -recuerdan eso de las cloacas del Estado-, pero lleva camino de acabar investigado por esos mismos hechos. En ambos casos, un ex abogado de Podemos aporta datos que sostienen las acusaciones.

Corresponde al Poder Judicial investigar y actuar conforme a la ley en ambos casos. Presunción de inocencia. Un derecho que en la guerra de distracción iniciada por Podemos no ha concedido al Rey emérito. Distracción con embustes, por supuesto, como en los casos latinoamericanos.

Es falso que Juan Carlos I haya huido de la Justicia, tanto como que no habría llegado al extremo de marcharse de España -para proteger a la Monarquía- sin la presión desde el Gobierno (de todo el Ejecutivo, también del PSOE). Ni siquiera está siendo investigado. Ni España ni en Suiza. Dos miembros del Gobierno han mentido impunemente: Pablo Iglesias e Irene Montero.

El único objetivo es crear una farsa en torno al sistema político, para despistar sobre quién verdaderamente está investigado por corrupción. Por cierto, ¿cuál fue el argumento principal para que prosperase la censura a Mariano Rajoy? Pues eso.

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