EL ZOCO

Juan López Cohard

Escuela de ladrones

GOZAMOS de un país en el que batimos todas las plusmarcas de veteranos del surrealismo esperpéntico. En España no necesitamos del pánico soñado para engendrar el borgiano tigre. Lo creamos conscientemente con tal de conseguir los mediáticos aplausos de un público ansioso de insólitos acaecimientos, atroces o banales, aún a costa de conculcar las más elementales y substanciales normas que rigen los comportamientos de cualquier sociedad civilizada. Convertir los cursos de verano de la Universidad Rey Juan Carlos en una escuela de ladrones en los que, bajo el título de Periodismo y corrupción, impartirá docencia el convicto ex alcalde de Marbella Julián Muñoz, célebre por la acumulación de delitos en su haber, muchos de ellos aún por sentenciar, es sencillamente obsceno. Saquear el erario público de un Ayuntamiento mediante la torticera y dolosa forma de aplicar las normas urbanísticas, amén de otros muchos delitos tipificados en el Código Penal, no parece que sea materia adecuada para formar a nuestros estudiantes. Por mucho que queramos, los ladrones no son gente honrada y, el Sr. Muñoz, ni siquiera ha pagado, en virtud de las condenas que le han sido impuestas, sus deudas con la sociedad. No se puede aducir, como lo ha hecho el subdirector del diario El Mundo, para justificar este dislate, que la universidad es un foro donde se puede exponer libremente toda clase de ideas y conocimientos. Bajo ese argumento se podrían abrir las aulas a disertaciones de convictos pederastas, pornógrafos, asesinos, terroristas y todo un elenco de personajes del crimen que denigran hasta las cárceles que habitan.

Lo más esperpéntico, sólo dable en nuestro país, es que junto a tamaño mediático granuja se sienten a docenciar el mismísimo presidente del Congreso de los Diputados, la presidenta de la Comunidad de Madrid o el, ¿paradoja?, juez que mandó a la cárcel a Jesús Gil, alcalde antecesor de Julián Muñoz, además del fiscal general del Estado, Conde-Pumpido. Totalmente surrealista que tal elenco se preste a tamaño dislate. No podían faltar en el claustro de profesores de esta escuela de ladrones, el empresario Ruiz Mateos, si bien pagó con creces sus deudas sociales, y el inhabilitado ex presidente de Cantabria Juan Hormaechea. Habrá que ver si el acreditado trío les explican a sus alumnos que de todo aquello que hicieron se han arrepentido y que es algo deleznable que jamás volverían a repetir o, por el contrario, les muestran cómo hacer todo lo que hicieron sin dejar pistas y así evitar ser detenidos, juzgados y encarcelados.

Poco nos queda por ver en este surrealista país que se llama España. Propiciar que en la universidad se impartan clases sobre la corrupción, por corruptos elevados a la categoría de profesores, sólo podríamos sospecharlo en la lectura de uno de los relatos fantásticos de la Biblioteca de Babel o, como así ha sido, en una película italiana de igual título que esta columna. Aún sería más fantástico poder leer el prólogo que le hubiese escrito Borges.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios