Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
ANTES de enfrascarse en la estéril discusión de si Europa y cristianismo pueden separarse, se debería aclarar primero, sobre todo a los muy jóvenes, que el cristianismo no es una ideología, y si ha sobrevivido dos milenios ha sido precisamente por no serlo. Es al revés: el humanismo cristiano ha influido tanto en las ideologías, incluidas las anticristianas, que no hubieran nacido sin él. Lo segundo, que no necesita muchas palabras para hacerlo entender, es que Europa ha sido, y es, centro y raíz de la única Civilización del mundo (culturas hay muchas), porque con el cristianismo evoluciona el pensamiento científico, la libertad de conciencia y la libertad personal de trazar el propio destino, y aun intentar la búsqueda de la felicidad, sin que dioses entrometidos lo estorben. También el deseo de hacer el mal, el pensamiento anticristiano y las ideologías totalitarias nacen del cristianismo, de su negación.
La Iglesia no vive en otra galaxia y ha recibido siempre influencias de su tiempo, pero no en lo esencial, de manera que cuando pasan los momentos exaltados de una revolución o la fiebre novelera de una ideología, el cristianismo sigue en lo fundamental donde estaba. Ni siquiera el Vaticano II, que tanto daño hizo a la espiritualidad metiéndose en asuntos demasiado terrenales, consiguió mucho: afear lo externo y confundir a las almas atribuladas con las tres gracias: la del cuerpo, la del alma y la divina. En cuanto a los regímenes políticos de vocación totalitaria, lograron perseguir y silenciar y azuzaron a las turbas contra la religión, pero pronto se debilitaron y el cristianismo se revitalizó. Todavía en 2008 fue incendiada la parroquia de san Juan Crisóstomo en Bruselas. Apenas nos enteramos. Si hubiera sido una mezquita, habría habido un conflicto internacional.
El título de este escrito es una redundancia: Europa es cristiana o no es Europa. En esta cuestión, que trata de la Civilización y de una cultura y no de una fe, no hay que ser muy listo para saberlo. Los tontos creen, manipulados por otros menos tontos, que se puede erradicar el cristianismo, que es algo así como volver atrás en lo que no tiene retorno: "Volvamos a los tiempos, más felices y naturales, anteriores a la invención del barco de vapor o de la rueda." Los que estamos convencidos de que los Estados y sus ordenamientos jurídicos deben ser laicos, no laicistas, sabemos que las sociedades laicas son otra conquista del cristianismo. Leí una vez una idea brillante: los dioses paganos fueron expulsados por el cristianismo, pero no han muerto: están escondidos esperando tiempos más favorables. No han muerto, es verdad, ni están escondidos: están en el cristianismo. Todo lo que merece atención de origen no cristiano, es ya cristiano; porque todo lo civilizado está en la Civilización.
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