Fosfina

Dentro de millones de años, quizá unos visitantes lleguen a la Tierra y sólo encuentren pequeñas formas de vida

Una enigmática sustancia, la fosfina, ha revelado la posible existencia de vida en el planeta que antaño regía nuestros asuntos venéreos, el brillante y crepuscular Venus. Y algo de todo aquello debió ser cierto, habida cuenta las temperaturas incendiarias que alcanza su atmósfera y el ambiente sulfúrico que allí se respira. El caso es que la fosfina es un compuesto que producen, mayormente, las bacterias; de ahí que se haya abierto la posibilidad de una vida venusiana. Pero una vida que se reduce al ámbito microscópico, y a condiciones terriblemente adversas, que no se corresponden con nuestra imagen de Venus, desde que Botticcelli la pintó, desnuda sobre una vieira, emergiendo de un agua fecunda y turbulenta.

Hace ya una porción de años, Sagan nos enseñó a concebir la vida extraterrestre como distinta, y en absoluto parangonable, a la terráquea. Por supuesto, en las películas de terror, el extraterrestre aún se representa como una criatura de la estirpe humanoide, cuya visita nos salva o nos destruye, pero siempre bajo una luz prodigiosa, y de forma un tanto frívola y expeditiva. Por contra, en los libros y programas de Sagan aprendimos (estupendas ilustraciones de Adolf Schaller) a imaginar a Júpiter poblado por gigantescas medusas, como carnosos globos de Montgolfier, que cruzaban, majestuosamente, el aire denso y mefítico de aquel planeta. Y otro tanto habremos de manifestar sobre nuestro vecino Marte. Es mucho más probable una secreta vida microscópica, oculta bajo su polvorienta superficie, que aquellos monstruos verdinosos, vagamente hidrocéfalos, y cargados de un rayo letal, que abrumaron el corazón de varias generaciones desde que Welles y Wells decidieron darle verosimilitud y urgencia a las viejas especulaciones de Schiaparelli y Lowell.

Quiere decirse que no es muy esperable la visita de una nave interestelar, venida de las estrellas más próximas. Pero sí la de algún microorganismo, llegado entre los hielos de un anciano cometa. Todo lo cual puede verse desde la perspectiva inversa; esto es, desde la perspectiva del alienígena. Dentro de millones de años, antes de que el Sol crezca y lo devore todo, quizá unos visitantes lleguen a la Tierra y sólo encuentren pequeñas formas de vida: virus, bacterias y otras minúsculas vías de existencia. Si esto fuera así, si nuestra especie hubiera sucumbido a no sabemos qué, muchos milenios atrás, nadie se conmoverá ante los vestigios, invisibles vestigios, de este oscuro planeta, herido y vagabundo.

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