Gordos y 'reondos'

NO, no me refiero a la campaña contra la obesidad que se viene imponiendo en los Estados Unidos de América, sino a algo más nuestro, los chumbos. Recuerdo los puestos de chumbos en la plaza de San Francisco. Por una perra gorda te comías dos y por sólo una el chumbero alzaba alto en el aire un chumbo y al caer lo recogía con la boca abierta explotando el fruto en sus fauces y desperdigando al aire pepitas y pulpas ante la admiración y regocijo de los chaveas presentes. Hoy las chumberas de la provincia de Málaga están enfermas. Una palomilla blanca diminuta -entra en las casas a través de las telas metálicas que defienden las ventanas de los mosquitos- las están exterminando. Nos estamos quedando sin chumbos, sin carmín de cochinilla, de donde sacamos el pigmento, y sin la presencia bella y erguida de la chumbera. Una lástima. Lo que no paran son los precios. Los pocos que vemos por la ciudad vienen de Jaén, a cinco euros la docena. Pocos atascos de vientre se esperan. Bueno, algo es algo.