Tiempo Un frente podría traer lluvias a Málaga en los próximos días

De rebote

José / Manuel / olías /

Hooligan

EDWARD Hooligan era una borrachín holgazán que se hizo famoso en el Londres del último cuarto del siglo XIX por propiciar enormes peleas en el sudeste de la capital inglesa en una época en la que no abundaban. Entonces el fútbol ya empezaba a cuajar en Gran Bretaña como opio para una clase obrera bastante explotada que buscaba vías de escape. Pero Hooligan ya había cuajado y su apellido, empleado para ese tipo de comportamiento pendenciero en Londres, sirvió casi un siglo más tarde para dar nombre a los hinchas de fútbol que radicalizaban sus actitudes con el fútbol como excusa. Inglaterra también los creó, los 60 se convirtieron en un campo de batalla frecuente aunque ue las tragedias de Heysel y Hillsborough minimizaron el efecto. Pero por Europa ya estaba extendido.

En España los 80 se convirtieron en caldo de cultivo para el fenómeno ultra, al calor de los nuevos aires que soplaban. Con varios intentos de apaciguarlo, con unas dosis altas de cinismo cuando se decía que no pero que sin ellos el estadio era un velatorio, con apoyo logístico y económico. Los ultras se convirtieron en un sector poderoso. Ya entonces se registraron episodios de violencia. Ahora el asunto vuelve a estar muy candente tras el fallecimiento de un ultra del Deportivo en una salvaje batalla campal a la vera del Manzanares, el feudo del Atlético de Madrid.

Es un problema de la sociedad, pero el fútbol no puede escudarse en el recurrente "no es asunto nuestro". Sí, se alberga y se cobija eso. Que un viaje de unos aficionados a otra ciudad obligue a un dispositivo enorme de seguridad, para el bolsillo de todos, obliga a una reflexión. Pero es algo que sucede desde décadas atrás y no se pone solución.

Otra muerte más ha desencadenado una serie de medidas por parte de la Liga de Fútbol Profesional. El tiempo dirá si es maquillaje o tiene efectividad real. Pero cuando en la base de cualquier deporte se ven peleas entre padres por motivo de sus hijos la esperanza se desvanece realmente. Hooligan ya hacía trastadas hace siglo y medio. Sus tataranietos siguen vivos por ahí, dando que hablar, dispersos por todo el mundo.

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