Obituario

Carlos Vara Thorbeck

In memoriam del doctor Miguel Gálvez Petersen

Desde su humildad y su buen hacer nos demostró a muchos lo que es la caridad

El doctor Miguel Gálvez Petersen
El doctor Miguel Gálvez Petersen

Cirujano, 28 de agosto 2020 - 16:07

Conocí a Miguel el año 1982, cuando llegué a la Universidad de Málaga como Primer Catedrático de Patología y Clínicas Quirúrgicas (actualmente Cirugía) de este centro. Muy pocos meses después, el Gobierno de España recién elegido decidió que el nuevo Hospital Clínico, que ya había sido terminado y equipado, permaneciese cerrado. Se originó entonces una problemática situación para los docentes de asignaturas clínicas, que no podíamos ejercer plenamente nuestra vocación docente y asistencial. Y el problema, naturalmente, afectaba aún más a las siguientes promociones de alumnos de los cursos clínicos de nuestra Universidad.

En estas circunstancias, el Dr. Miguel Gálvez nos ofreció desinteresadamente la posibilidad de poder trabajar en su Clínica. Puso a mi disposición, no solo sus instalaciones, sino también el personal de enfermería. Gracias a su generosidad tuve la oportunidad de conocer y trabajar, primero con Itzíar y después con María, sus sobrinas, que fueron mis primeras colaboradoras malagueñas. Nueve años después, con la apertura del Hospital Clínico, abandoné el ejercicio privado de la profesión para dedicarme exclusivamente a la docencia y a la investigación, pero la amistad con Miguel y el agradecimiento por su generosidad se mantuvo ya para siempre.

En el año 2001, después de varias campañas quirúrgicas en otros países del Tercer Mundo, iniciamos nuestra colaboración con el Hospital Virgen Milagrosa de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia. Fue precisamente otro gran malagueño, el siempre añorado Padre Carlos Huelin, S. J. , quien inició las gestiones y se encargó de reclutar un primer equipo, en el que Miguel Gálvez no dudó en apuntarse como ginecólogo.

De su colaboración, de su trabajo y de su buen hacer se beneficiaron aquel año un buen número de mujeres de un indescriptible suburbio cruceño, que no habrían tenido posibilidad alguna de ser atendidas sin su presencia. Muchas de ellas, sin alcanzar aún loa veinte años de edad, habían tenido ya tres o cuatro hijos y sufrían enormes prolapsos uterinos. Miguel , entre otras muchas cosas, diagnosticó unas graves lesiones genitales en una bebé de seis meses, producidas por el intento de violación de los amigos de su hermano mayor, que nos dejó a todos el alma sobrecogida.

"Estoy seguro de que Miguel está con Carlos Huelin rememorando tantas anécdotas vividas"

Recuerdo que durante aquella Campaña el Padre Carlos Huelin tuvo oportunidad de celebrar la Santa Misa en la Iglesia de Concepción construida por la Compañía de Jesús en tiempos de las Reducciones. Era el primer jesuita que, más de trescientos años después de la expulsión de la Compañía, tenía ocasión de hacerlo. Nunca olvidaré el momento en el que, poco antes de la ceremonia, nos reunió Miguel a todo el equipo para advertirnos muy serio:

“Hoy quiero ver a todos en la iglesia con la mayor solemnidad, teniendo en cuenta que para Carlos Huelin será una ocasión tan grande como para un matador torear en Las Ventas” Hace dos años, con motivo de otra Campaña quirúrgica, en esta ocasión en Guinea Ecuatorial, le pedí que me refrescara las técnicas de la cesárea, y no dudó un momento en echarme una mano.

Toda la familia Gálvez, siguiendo el ejemplo de su inolvidable abuelo ha seguido colaborando generosa y desinteresadamente con material quirúrgico en nuestras campañas. Gracias a Itzíar conseguimos la donación de dos bisturís eléctricos al Hospital de San Martin de Porres en el Camerún, y así sucesivamente.

Estoy seguro de que Miguel está ya allí arriba con Carlos Huelin, rememorando con su inagotable buen humor malagueño, tantas anécdotas vividas. Estarán bromeando y quitándose importancia, sin valorar que desde su humildad y su buen hacer nos demostraron a muchos lo que es la caridad.

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