Vía Augusta
Alberto Grimaldi
¿Hay también una ‘vía extremeña’?
EN fútbol, la estrategia se identifica con aquellas acciones que se ejecutan a balón parado, mientras que la táctica es entendida como la suma de maniobras colectivas para superar las acciones defensivas del contrario, siempre con el balón en movimiento. Precisamente ahora que el fútbol ya tiene poco de deporte y mucho de negocio, lo estratégico sería el qué y el cómo se concretaría con la táctica. Me quedo con la precisión de Juanma Lillo: "Ante dos jugadores normales, iguales, lo que les hará desiguales a la hora de jugar es la táctica. Es decir, la interpretación del juego, la capacidad de seleccionar el lugar y la capacidad de elegir el momento. Por eso lo más importante es la táctica".
Es proverbial el énfasis que los entrenadores ponen en las tácticas defensivas, mientras que las maniobras atacantes se dejan a la creatividad individual. Paradójicamente, en las jugadas de estrategia se preparan mucho más los movimientos atacantes, justo lo contrario que en la táctica. Vemos en la realidad que un gol de estrategia provoca una inusitada admiración siempre. Los gestos son siempre de admiración: "¡Es que la jugada estaba ensayada…!". Por el contrario, el equipo que recibió dicho gol debe enfrentarse a un inevitable desdoro. Y se oye de nuevo: "¡…Era una jugada ensayada!".
Algunos entrenadores no dedican apenas tiempo a la estrategia. Según ellos se pierde mucho tiempo necesario para el entrenamiento de la táctica. Hay otros que ensayan con ahínco las jugadas de ataque pero, en defensa, la mejor recomendación a los suyos es que no cometan faltas cerca de su portería, ni cedan córners innecesarios. La regla de tres es bien sencilla: si no quieren recibir goles, no deben cometerse faltas al borde del área.
Un dato objetivo, sorprendente quizás, es que el Barcelona de Guardiola recibió ocho goles en faltas laterales y corners en la temporada 2008/09, pero perdió muy pocos puntos por ello. Y, sin embargo, Guardiola entrena mucho la estrategia. José Mourinho defiende con los once dentro de su área y con la máxima concentración. Incluso puede conseguir otros subproductos como pueden ser los contraataques eléctricos.
Todo esto de las jugadas ensayadas tiene un factor que es fundamental: la confianza. Su escasez crea intenciones ocultas, intrigas, conflictos interpersonales, rivalidades, falta de credibilidad en suma. Los clubes de fútbol son empresas de alta confianza y los aficionados mantienen su lealtad a pesar de las derrotas. Es mejor confiar y sufrir alguna decepción que ser siempre desconfiado y tener razón de vez en cuando. Los diez pecados de la desconfianza son: cotilleo o propagación de rumores, culpa, egoísmo, deslealtad, mentira, ignorancia deliberada, resentimiento, decepción, cinismo y miedo, mucho miedo. Si no se da confianza, no se recibe confianza. Por todo esto vamos a darle al Málaga la confianza que se merece.
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