Ignacio del Valle
Sabor a puente
La ciudad y los días
Kevin Spacey ha sido absuelto en el último juicio que tenía pendiente después que el linchamiento y la caza de brujas acabaran con su carrera en la ola neopuritana y progresista desatada sobre todo por el caso Weinstein. Hay una diferencia entre linchamiento y caza de brujas. El linchamiento se produce cuando, sin juicio, los medios y la opinión pública condenan a alguien acabando con su honorabilidad y su carrera. La palabra procede del inglés to lynch, expresión inspirada por el coronel y juez de paz Charles Lynch (1736-1796) que creó un tribunal irregular que imponía condenas arbitrarias a los leales a Inglaterra durante la guerra de independencia americana. En una carta de 1782 él mismo utilizó la expresión “ley de Lynch” para referirse a la ejecución expeditiva y sin pruebas de los leales a la corona británica. La expresión se hizo popular en el salvaje Oeste gracias a personajes históricos como el juez Roy Bean (interpretado en cine por Walter Brennan y Paul Newman) y a novelas como La ley de Lynch de Gustave Aimard.
La caza de brujas, en cambio, cuenta con la cobertura de la justicia institucional: los condenados son sometidos a juicios distorsionados por el fanatismo religioso o ideológico. Su origen está en los juicios a los que fueron sometidas las mujeres acusadas de ser brujas no solo, pero sí sobre todo, en los países más influidos por el puritanismo protestante. Recuerden la obra teatral Las brujas de Salem de Arthur Miller, basada en hechos reales sucedidos en esta localidad de Massachussets en 1692, o la película Dies Irae de Dreyer, también basada en hechos reales. En los años 50 se llamó caza de brujas a la persecución de los reales o supuestos comunistas agitada por el senador McCarthy al frente del Comité de Actividades Antiamericanas. A diferencia del linchamiento, todo se hacía con cobertura legal en la democracia más estable y avanzada del mundo. Lo que no obstó para que, sin pruebas, además de las condenas, funcionaran las famosas listas negras que acababan con las carreras de los directores, guionistas, actores y compositores acusados.
En el caso de Spacey se unen las dos cosas. Hubo linchamiento mediático sin juicio y caza de brujas, con inclusión en una lista negra, con cobertura legal. Afortunadamente para él los juicios no son los de Salem o McCarthy y ha sido absuelto. Eso sí, tras ver destruida su carrera.
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