Malos tiempos

Malos tiempos corren cuando hay que demostrar lo evidente y defender lo obvio

Malos tiempos corren cuando hay que demostrar lo evidente y defender lo obvio. Que un mural encabezado por una frase tan simple y veraz como "las capacidades no dependen de tu género" acompañada de rostros de mujeres luchadoras por la igualdad suscite polémica, e incluso lleve a intentar destruirlo como si fuera una ofensa, demuestra que estamos bajando los últimos escalones de la dignidad política. Ese mural, con un enunciado tan directo y rotundo, se ha convertido en el centro de un debate ridículo con el pretexto de que es una forma de politizar la instalación donde fue pintado. Si ahora resulta que el principio de igualdad entre hombres y mujeres se ha convertido en una proclama política peligrosa que para algunos es mejor borrar, estamos asistiendo a un grave empobrecimiento de la convivencia democrática. Ha ocurrido en Madrid, donde su alcalde intentó justificar esta propuesta con el argumento engañoso de que tan democrático es ponerlo como quitarlo; como si destruir tuviera la misma significación que construir o como si leer un libro tuviera el mismo sentido que quemarlo.

Parece que al final este propósito no va a prosperar, pero ha sido necesario demostrar lo evidente para conseguir modificar el incierto criterio del grupo municipal de C's. Pero superada esta alarma, habría que preguntarse qué criterio tienen los que estaban dispuestos a hacer desaparecer ese grafiti y su mensaje. Es evidente que quien borra no está de acuerdo con aquello que trata de suprimir y por eso resulta inquietante que los representantes municipales que dieron su inicial apoyo a esa propuesta estaban abonando la tesis de la desigualdad y de la sumisión de la mujer. La propuesta nació del grupo municipal de Vox, el mismo que, en su política revisionista y deslegitimadora de la transición y del periodo democrático, promovió hace poco quitar el nombre de Indalecio Prieto y Largo Caballero a dos calles de Madrid, anulando una decisión que en su día representó un gesto de reconciliación y de justicia histórica.

Pero son malos tiempos no solo porque exista un grupo político que tenga entre sus principios ideológicos el ataque al feminismo, sino el ver que a los otros grupos de la derecha que en su día apoyaron la construcción del mural, hoy, con total incoherencia, no les importa unirse a esta corriente destructiva y revisionista que pretende practicar el nacional-populismo. Esta vez ha ganado lo obvio, pero preocupa la frágil actitud de esa derecha tan inconsistente y voluble.

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