Mandar a paseo

Del parque por ejemplo. Comienza la actividad andarina y cultural. Los gestores de la cosa creativa, tras la oleada festival, reclaman su espacio y exposición artística. Comienzan a amontonarse citas en la bandeja de entrada. Las prometidas temperaturas suaves incitan a caminar por prescripción facultativa. Entre la feria, fiestas y/o bodas, las lorzas amenazan las costuras del tallaje habitual. Los fatídicos kilos de más perniciosos para la salud. O se pone uno en plan de estricta dieta, acompañado de más de 10.000 pasos por jornada, o pasa por la caja de la boutique con el remordimiento de cartera por castigo.

Con la economía arañada con tanta vuelta al gasto, lo de la excursión pedestre ayuda a organizar el puzzle de las finanzas y clavadas imprevistas. Leo en Elogio del Caminar de David Le Breton que “dar el primer paso es sinónimo de cambiar de existencia por un tiempo más o menos largo”. Suena como a Confucio, una cita polivalente que tanto sirve para resultar pedante como para recuperar a la pareja o mandarla a paseo. En estos momentos hay decenas de matrimonios que van a extinguir su relación o abrazar ilusiones nuevas. Vendimia de divorcios oiga. Y para asumir una decisión drástica o fundamental, ya sea laboral o familiar, el método peripatético ayuda. Lo de echar a rodar, por ejemplo, por la ruta que rodea al Monte Gibralfaro activa el sistema locomotriz y de paso espabila a las neuronas.

Los andares dicen mucho de nosotros. Está el patear nervioso y acelerado de las personas de acción, el lento ritmo criselefantino, torpe y marmóreo, que practicamos los viejenials de talla 3XL. En cada avance amenazamos con desmontar una rodilla y lesionar a otro viandante con un disparo de menisco. El caminar observador y flaneur pensionista, más callejero y aliquindoi privilegio de los que degustan todo el tiempo del mundo. También el dinamismo eléctrico y agonioso de los mártires de la declaración de impuestos en el horizonte fiscal. El paseo de arrastre de la chavalería hacia el colegio que por mucho zapato nuevo luce tristón.

En fin, lo de mandar a paseo en las entrañas del nuevo curso escolar, político, laboral y cultural es toda una ciencia diplomática. Antes de precipitarse, meditar, dar una larga caminata que alegre los pulmones, aclare las ideas y, una vez oxigenado y relajado, sin problema me puede usted mandar a paseo.