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MITOMANÍA: el peligroso hábito de vivir con más ventanas que espejos, correr tras un ídolo sin advertir lo que se pisa por el camino. Enfermedad tan peligrosa para el que la padece como para el que la fomenta.
Manolín, un anónimo preadolescente malagueño, uno de tantos miles de niños que tienen a Cristiano Ronaldo por ídolo, saltó a la fama en el Málaga-Real Madrid por hacerse con la camiseta del astro luso. Deportes Cuatro cazó su historia y la vendió como un ejemplo de perseverancia del chaval y de benevolencia del futbolista blanco. Grosso modo, pasó que el portugués le prometió su sudadera de calentamiento cuando se retirara a vestuarios. Así fue. Sucedió que otro niño ubicado cerca de Manolín se la arrebató y éste, en pleno llano desconsolado e incitado por otros niños a su alrededor, saltó al terreno de juego para explicarle lo que había ocurrido. Cristiano, que no le había quitado ojo a lo que ocurría en la grada, se lo tomó como algo muy personal y se solidarizó con el chaval, al que un operario del Madrid le guardó la camiseta hasta el final del partido. La recibió ya fuera del estadio y se tuvo que ir por patas para que no se la volvieran a arrebatar. Manolín, que ya tiene más de mil seguidores en Twitter, estuvo en Tiki-Taka y El Partido de las 12 para contar su emotiva historia. Y así se ha hecho famoso.
La historia que trascendió sepulta la preocupante: Manolín se había colado en La Rosaleda, había burlado la normativa de seguridad para saltar al césped y de paso también a los vigilantes del Málaga, que en días así crecen en número. Y ahora es seudofamoso. Como ya se temían desde el Málaga y los que eran capaces de mirar la verdadera esencia de la historia, Manolín ha creado escuela. El pasado martes vino el Espanyol, que no tiene galácticos en su plantilla, pero en la grada había unos 15 Manolines que quisieron vivir esa misma historia y saltaron a por una camiseta, quién sabe si también aspiraban a ser entrevistados. Muchos de ellos también se habían colado sin pagar la entrada, como sucede sin excepción en todos los partidos del Málaga.
Todos tenemos que aprender de esta lección. Los medios, de la responsabilidad de no crear falsos mitos ni de alimentarlos; el Málaga, de centrar esfuerzos en mejorar su seguridad, porque ello es más efectivo que cualquier spot publicitario; y los malagueños, de no aplaudir a esos niños que no hacen ningún bien a la ciudad ni al club blanquiazul. De Cristiano Ronaldo, tras ver lo bien que se portó con ese chaval, quiero pensar que le habría reprendido de saber que estaba en el campo sin entrada.
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