El puchero

Teresa Santos

Participar contra corriente

UNO de esos seres entrañables y sabios que andan por el mundo me dijo una vez que es mejor aprender que sufrir. Nunca me han dado mejor consejo. Se lo brindo a nuestros dirigentes. De una abstención del 60% en la última consulta electoral no hay más remedio que aprender. Aprender a no dejar al margen a la ciudadanía, a trabajar sólo por ella y para ella y no por y para el poder, aunque ello signifique entrar en crisis con todo lo que se ha mal aprendido.

De la decisión de no votar en las pasadas elecciones europeas hablaron ayer algunos ex trabajadores de Vitelcom, que han visto con desesperación como una cosa son promesas y otras realidades. Muchos sindicalistas creen que esa desilusión generalizada es lo que ha llevado a muchas familias en paro a no participar en la consulta del domingo.

Parece demasiado simplista. El problema es más profundo. Seguimos como hace años, sin potenciar la participación. Es como si interesara que la ciudadanía se instale al margen, no vaya a ser que interrumpa tan animada partida.

Por suerte, no toda la ciudadanía está dormida. Un ejemplo: la exposición que diversos colectivos implicados socialmente han organizado en torno a la cultura del agua. Una posibilidad de aprender y reflexionar sobre el modelo hidrológico que queremos para el futuro. La exposición que se va a desarrollar a partir del 12 de junio en el Ateneo de Málaga va a permitir contrastar la existencia de buenas prácticas en la depuración y reutilización de aguas con la situación en nuestra provincia, donde el saneamiento integral sigue siendo una asignatura pendiente. La exposición que se prolongará en distintas ponencias y talleres de trabajo hasta el 4 de julio, no olvidará la conservación y restauración de los ríos, el marco legal de la participación ciudadana en la gestión del agua o el tratamiento valiente sobre el acoso y persecución que sufren algunos movimientos sociales. Una exposición en la que también están llamados a participar todos los implicados en la gestión del agua en la provincia.

Destaco este ejemplo, porque en contraste con quienes deciden abstenerse incluso para votar, hay personas a las que no les importa sacar el tiempo de donde no lo tienen para trabajar por algo más que sus propios intereses particulares. En este caso, son problemas locales en la gestión del agua los que han movido a la acción ciudadana, y han encontrado respaldo en la Diputación Provincial.

Tengo la impresión de que es hora de cambiar el discurso. Si no hay cultura democrática, habrá que construirla, aunque sea sobre el desaliento de los hastiados por la política. Lo contrario sería darle cabida a la perversión por la cual cuanto más se aísla a la ciudadanía más crece la jungla, terreno abonado para que los cauces democráticos sean usados precisamente por quienes no creen en la democracia.

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