Cuando inicié mi vida laboral que, todo sea dicho, pensaba sería breve pues tenía la intención de que me tocara la lotería, escuchaba al despertar por las mañanas un programa de radio. Una de sus frases me encantó. Era junio y decía: dejemos que pase el verano, ya trabajaremos en septiembre. Creía que era irónico. Pero que va, parece haber sido el lema de todos los Gobiernos por los que hemos pasado, incluido este.

Y aquí estamos, a punto de entrar en septiembre tras dedicar agosto a ver cómo pasaba la vida feliz como un riachuelo que decía Alicia tras el espejo, y contar brotes. Pero no verdes, no, de los del Covid. Y con nuestra cartera, libreta nueva y mascarilla de estreno afrontamos septiembre. Los padres lo inician más tranquilos porque el doctor Simón, como le llama el presidente, ha dicho que con las medidas que se están proponiendo para la vuelta al cole, los riesgos para nuestros hijos son muy bajos. El cole empieza ya y las medidas se están proponiendo, pero soy una persona de natural optimista. Los niños, por tanto, un problema menos. La atención ahora pasa a los pensionistas, que tal vez se creían olvidados en la enorme agenda de cosas que se van a hacer en septiembre, entre ellas saber cuántos hijos de estos pensionistas y padres de esos niños, entrarán en ERTE de rebrote. Pues bien, la Comisión del Pacto de Toledo se dio agosto para que los grupos realizasen sus posicionamientos sobre las recomendaciones para mejorar el sistema. Traducción: se fueron de vacaciones. Ya trabajaremos en septiembre.

Algunas de esas recomendaciones eran poner fin al déficit de la Seguridad Social, elevar el fondo de reserva y revalorizarlas con el IPC. ¿Recomendaciones o deseos? La realidad en un país cuya situación financiera no hace falta recordar, la nómina de pensiones ha llegado este mes a casi 10.000 millones y otros 1.000 más de clases pasivas (los funcionarios, algunos). Almería, por ejemplo, cuenta ya con 107.800 pensionistas, cuando hace cinco años no se llegaba a 95.000 y la pensión media que entonces era de 690euros ahora es de 821,04 euros, que como es sabido nos sigue situando en el grupo de pensiones más bajas con Orense y Lugo.

La realidad es que si ya era dudoso que hubiera ingresos suficientes en la próxima década que soportasen la llegada a la jubilación de los boomer (los de los años 60) imagínense ahora con este problemilla del coste de la pandemia. Así pues, atentos a este mes que empiezan a reunirse para resolver el problema de las pensiones, otra vez.

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