Las tertulias políticas suelen ofrecer dosis diarias de razones para la perplejidad. Hace unos días el tertuliano Ignasi Guardans sostenía, como explicación a la baja tasa de vacunación en los países centroeuropeos, que el mayor nivel cultural de sus ciudadanos les permite tener más criterio propio y no seguir mansamente lo que dictan sus gobiernos, como sucede en países menos cultos como España. Me sorprendió tal desatino de alguien que habitualmente se expresa con sensatez. Lo primero que hay que decir es que los ciudadanos no acatan las decisiones gubernamentales por falta de criterio propio, sino porque éstas siguen las recomendaciones de sus asesores expertos, de la OMS, las agencias del medicamento europea y estadounidense, las autoridades sanitarias y científicas de todo el mundo, etc. No es mansedumbre sino más bien razón ilustrada y Estado de Derecho. No entiendo que se pueda considerar como manifestación de alto nivel cultural creer que tus opiniones son más valiosas y mejor informadas que las de las más prestigiosas instituciones de salud pública o de los mejores virólogos.

El mencionado tertuliano estaba dando, probablemente sin pretenderlo, barniz cultural a lo que sencillamente es negacionismo. Siguiendo su razonamiento podríamos poner a Ted Cruz, senador por Texas, como ejemplo de alta cultura por calificar de comunista a la Gallina Caponata por decir, en un programa infantil, que "no podía levantar más su alita porque acababa de vacunarse". Aun aceptando que exista en la vacunación un indeterminado nivel de riesgo, no podemos negar como verdad suficientemente demostrada que el riesgo de no vacunarse es, para ti y para quienes te rodean, incomparablemente superior al que se pudiera derivar de hacerlo. Los datos no dejan lugar a dudas. No se trata tanto de nivel cultural como de una cuestión moral, ya que tus decisiones personales pueden poner en riesgo la salud y la vida de los demás. Como dice David Deucht: "…los valores moralmente correctos están conectados con teorías factuales verdaderas y los valores moralmente erróneos con teorías falsas". Según uno de los principios de la lógica, cada proposición o bien es verdadera o lo es su negación: o es cierto lo que dicen los científicos, la OMS, las agencias del medicamento, las autoridades sanitarias, los expertos en salud pública, etc. o lo es la opinión del culto centroeuropeo de Guardans, del senador Cruz o de Bolsonaro.

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