Sembrando sueños

‘Sembrando sueños’ es el mejor documental que he visto en mucho tiempo, y no solo sobre los Quintero, sino sobre nuestra tierra

El otro día oí la voz de uno de los hermanos Álvarez Quintero. No alucinaba. La recrearon en Sembrando sueños, documental que se estrenó el pasado sábado en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, centrado en la vida y obra de estos dramaturgos inmortales. Así dicho, entiendo que un trabajo sobre escritores del siglo pasado pueda sonar aburrido, léase: sucesión de datos, imágenes antiguas, expertos soporíferos, música simplona, voz en off impostada y un montaje soso. Pues va a ser que no. Sembrando sueños es el mejor documental que he visto en mucho tiempo, y no solo sobre los Quintero, sino sobre nuestra tierra, nuestra cultura y nuestra gente. Les recomiendo que no se lo pierdan. Dirigido por Alfonso Sánchez, y un equipo de profesionales de categoría: Ana Graciani en el guion, Pablo Cervantes en la música, en el montaje Carlos Crespo, Elisa Moreno en la dirección de fotografía, Juan Cantón con el sonido y Agus Jiménez y María Cancio en la producción, a los que se unen las actrices Antonia Gómez y Carmen Canivell y su compadre, Alberto López (sí, los Compadres de toda la vida, que también saben bordar documentales). Entre todos, han puesto en pie la inmensa obra de los Álvarez Quintero sacándola de la caverna a donde la condenaron tantos años de injusta y tendenciosa memoria. A ellos se les une un notable grupo de expertos: dramaturgos, escritores, académicos y actores explicando, con acierto, el contexto y los matices de la obra y las circunstancias vitales de este tándem irrepetible de nuestras letras. Unos andaluces autodidactas, a los que nadie regaló nada y que triunfaron – y de qué manera– en la triste y desolada España de la posguerra, con su enfoque costumbrista de temas que conectaban fácilmente con un público que se reconocía en sus textos, y escritos en andaluz. Su Andalucía es luminosa, grata, sentida pero sin penas, en la que sobresalen, a borbotones, la alegría y las ganas de vivir. La alegría que cautivaría a Pérez de Ayala, Azorín o Cernuda, frente a las críticas feroces de muchos. En el documental, que aporta una mirada hacia nuestro pasado, fresca, limpia y sin etiquetas, se dan a conocer novedades sobre la obra quinteriana que ayuda a entender mejor lo que hicieron (ponerlo en valor, le llaman ahora) y, de paso, a entender mejor de dónde venimos. Sembrando sueños debería ser de pase obligado en escuelas, institutos y universidades. No es de recibo su desconocimiento entre las nuevas generaciones. Los prejuicios es lo que tienen. En el estreno, arrancó aplausos largos y sentidos. ¡Cajonazo¡, que dirían en Cádiz.

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