Tiempo Un frente podría traer lluvias a Málaga en los próximos días

Si resultaba impensable que estallase una guerra en el corazón de Europa, no lo era menos que se produjese una regresión legal en derechos y libertades como la de la sentencia del Tribunal Supremo de EE. UU. aboliendo la jurisprudencia, establecida hace cincuenta años, sobre la salud reproductiva de las mujeres. La sentencia se basa en una lectura originalista de la Constitución, análoga, para entendernos, a la que el islamismo radical hace del Corán. Como dice Margaret Atwood, en un artículo publicado en El País, no es que la Constitución no mencionase el aborto es que el documento original no menciona a las mujeres en absoluto. Los argumentos de la resolución que deroga el precedente "Roe contra Wade" son propios de una teocracia. El mencionado precedente venía a dar respuesta a los cambios sociales y culturales producidos durante las décadas anteriores en las que las mujeres habían conquistado libertades y derechos que la sociedad patriarcal les había negado históricamente. Una lucha que tan sólo pretendía hacer realidad un principio constitucional tan básico como que todos somos iguales en derechos y libertades sea cual sea nuestro sexo, raza, orientación sexual o creencia.

No tardaría en llegar la revolución conservadora con Reagan. Una época en la que convivía el ultraliberalismo económico, basado en el principio de no interferencia del Estado en el mercado y el surgimiento de un movimiento conservador de inspiración cristiana contrario a la enmienda de Igualdad de Derechos, entre mujeres y hombres, aprobada a principios de los setenta por el Congreso y el Senado estadounidense. El Estado no podía regular los mercados, pero sí controlar nuestras conciencias e imponernos su moral. Aquel movimiento formó parte de la progresiva radicalización del Partido Republicano. Algo que con el tiempo hizo posible que un desvergonzado libertino como Trump llegase a la Casa Blanca gracias a una agenda política inspirada por sectas religiosas ultraconservadoras. Agenda que ha hecho suya el TS, aplicándola con resoluciones que parecen más propias del Supremo iraní y su policía de la moral.

Hay una evidente relación entre la dicho con anterioridad y el bloqueo del PP a la renovación de los órganos constitucionales: con el fin de mantener la composición de estos -que salió del parlamento cuando gozaban de mayoría absoluta- estando aún pendiente de resolver su recurso a la ley de interrupción voluntaria del embarazo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios