La arrogancia es una característica innata en ciertas personas y manifestada a través de características propias como la altanería, la soberbia y un sentimiento de superioridad que hace del individuo que la posee se sienta muy superior a los demás. Se produce cuando extremamos nuestra seguridad, cuando nos volvemos ciegos, sordos, insensibles ante las opiniones de las personas que tenemos alrededor. De la arrogancia ya se refiere incluso la Biblia como una actitud que Dios detesta. "Abominación es al Señor todo altivo de corazón" (Proverbios 16:5). Hay gente que erróneamente, la confunde con el sentimiento de autoestima. Dentro de la arrogancia se esconde un bajo autoconcepto que busca un mecanismo compensatorio para sobrevivir: inseguros, esta inseguridad se manifiesta denigrando a los dema´s para sentirse bien con ellos mismos.

Todo esto viene a colación de la comparecencia que, a petición propia, realizó este miércoles en el hemiciclo el presidente Sánchez. Supuestamente lo fue para hablar de los acuerdos de Bruselas. Sin embargo, no es novedoso, la cabra tira para el monte. Resumo: el Gobierno está haciéndolo todo bien. Absolutamente todo. España conseguirá una recuperación económica rápida y justa gracias a los fondos europeos, con o sin la ayuda de la bancada de la derecha. Nuestro país avanza hacia una recuperación robusta con una intensa creación de empleo, que además es mucho más justa que la que se registró después de la crisis financiera (dirigida a D. Mariano Rajoy). Hoy no se rescatan entidades financieras, sino empresas y empleos. Volverán los precios bajos de la luz (aunque esta vez no se ha atrevido a vaticinar cuándo, quizás porque la anterior promesa, Octubre, ya resulta ser mes vencido). Para concluir, Sánchez ha insistido en que con o sin la ayuda de la bancada de la derecha, España va a salir adelante.

La arrogancia intelectual supone aparentar saber más de lo que uno sabe, siempre sobre la base de un público al que presupone ignorante. Los arrogantes intelectuales están en todos lados. Ser intelectualmente arrogante es tan tentador que todos pecamos de ello en algún momento. Es como mentir; no está bien hacerlo, pero es tan difícil no caer en la tentación de desfigurar la realidad que al final, todos mentimos.

No me atrevo a concluir que Sánchez sea un arrogante. Más bien, debe tratarse de una tipología de personalidad narcisista. No debe extrañarnos, pues son muchos los lideres que a lo largo de la historia lo han sufrido. Paradigma actual de ellos, Donald Trump. Claro, que la arrogancia no te convierte sin más en presidente de Estados Unidos. Es más: no es lo mismo ser Trump que ir voceándolo por la calle. Vamos, digo yo…

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