Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
EN mis años jóvenes, años 50, como una premonición, me gustaba pasear y observar el arreglo y decoración de los escaparates. Los buenos negocios del centro empezaban a cuidar sus vitrinas dando pie a la aparición de la figura del escaparatista. Todo ello era una visión del arte-aplicado, del arte funcional, ausente en la escuela y en los museos, todavía el concepto de design no había aparecido. Recuerdo con gran empatía a un autor que marcó la época con sus creaciones: Moreno Filló. Lo que hoy es Parriego, esquina a la Plaza de la Constitución con Larios, era antes Moragues, un bello negocio de confección para caballeros, con grandes escaparates en los cuales Moreno Filló creaba ambientes paralelos al momento: fiestas de invierno, fútbol, Feria, Semana Santa... Su obra la realizaba en acuarela o dibujos acuarelados, con un buen y elegante sentido artístico, realista, figurativo, evocador, rematados con textos bien compuestos y eficaces. Cada mes íbamos a ver lo que tan silenciado artista nos enseñaba a través del cristal de turno. ¡Gracias por iniciarnos!
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