Es el modo con el que por estos lares, y mucho antes de que Murphy anunciara su famosa ley, "Todo lo que pueda salir mal, saldrá mal. Y si puede salir peor, saldrá peor", nos referimos al hecho de que si ya no tenemos suficientes problemas (segunda oleada -y las que aún vendrán- de la Covid, crisis económica, crisis política…), de repente nos llega un problema nuevo. Aunque, en realidad, este proverbio, para contextualizarlo correctamente, en nuestro caso debería rezar así: "No cabemos en casa y de nuevo la abuela dice que va a parir".

Los científicos aseguran que esta pandemia es global y que solo se puede vencer con estrategias globales…, y la abuela dice que va a parir. Desde hace años la economía (al margen de las políticas más o menos aldeanas) viene marcada por la globalización; es decir por los intereses de las grandes corporaciones, siendo así que cualquier intento de limitar esos intereses solo puede surgir de los países fuertes o fuertemente asociados (EEUU, Europa, China…), nunca de los villorrios…, y la abuela insiste en que va a parir. La ideología que nos mueve, los modos de pensar y sentir, nuestras actitudes, el valor que damos a los derechos civiles y el bienestar social, etc., pueden ser cambiados en función de los intereses económicos de esas grandes corporaciones, según nos demostró hace años el propio Marx, y para enfrentarse a ese peligro solo valen las políticas globales de los países fuertes y confederados, no los bandos del alcalde del pueblo…, y la abuela erre que erre con lo de su parto.

Como somos pacientes y considerados, intentamos explicarle a la abuela que lo de su parto no es posible, que ya pasó su tiempo (si es que alguna vez lo tuvo), que la menopausia tiene su propia lógica y que lo que ella dice que siente por dentro -y nos muestra por fuera: el abultamiento del vientre, un no sé qué en los pezones, ese modo de suspirar y de quedarse como embelesada…-, es fruto de un embarazo histérico…, pero la abuela insiste en que va a parir de un momento a otro.

En fin, con este dolor de cabeza andaba yo liado, mientras se celebraba la última conferencia de Presidentes Autonómicos (que no autónomos), con el presidente del Gobierno y la presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, centrada en el reparto del fondo de recuperación europeo. Ya digo, allí todos video-reunidos, y cada uno intentando representar lo mejor posible su papel institucional, coincidiendo los presidentes autonómicos en la necesidad de reclamar objetividad, transparencia y criterios justos para la elección de los proyectos y el reparto de los fondos (140.000 millones de euros), cuando el Molt Honorable President de la Generalitat, en funciones, Pere Aragonès García, el de "Espanya ens roba" (según sus cálculos, cada segundo -no sé si contando lo que el también Molt Honorable Pujol & Family les robaba-, les mangamos 450 euros), volvió a las andadas, en inglés (¿), con lo de los presos políticos y el referéndum para la cosa esa de la república catalana… Y entonces mi abuela volvió también a insistir con lo de su parto, y yo estallé: "¡Abuela, que es un embarazo histérico!" Y se lo repetí en inglés: "¡It's a hysterical pregnancy!", y en catalán: "¡És un embaràs histèric!", pero nada. La abuela siguió erre que erre… ¡Qué dolor de cabeza!