Una campaña sin agitaciones

La paz, por el momento, no alcanza a los médicos de atención primaria, profesionales muy castigados

El próximo viernes comienza la campaña electoral en Andalucía (la oficial) y el primer mandamiento que todo dirigente en el gobierno busca en estas fechas es intentar evitar cualquier tipo de agitación social que pueda condicionar el voto el próximo 2 de diciembre. Por eso, la presidenta y aspirante a revalidar el cargo encargó a la Consejería de Salud que cerrase a toda costa un acuerdo con los sindicatos para impedir que prosigan las movilizaciones en demanda de mejoras en la sanidad pública de esta provincia.

Y a la delegación sólo le faltó escribir un millón de veces en la pizarra "los médicos y los pacientes siempre tienen razón". La penitencia para conseguir el armisticio electoral fue dejar por escrito a sus interlocutores su a una ristra de peticiones que no atenderían de urgencia ni los Reyes Magos: que es urgente construir el tercer hospital y además mejorar las infraestructuras de la zona Este de la capital, que el centro de alta resolución del Guadalhorce hay que abrirlo por completo de una vez por todas, que el Marítimo de Torremolinos efectivamente es un edificio propio del siglo XIX y hay que acometer una profunda remodelación, que es necesario terminar la ampliación del Costa del Sol en Marbella, que con la demanda asistencial existente no pueden cerrarse plantas en los centros sanitarios cada vez que la administración quiere cuadrar las vacaciones de personal y que las plantillas recuperarán su esplendor de pasados tiempos.

La paz, de momento, no alcanza a los médicos de atención primaria, los profesionales que más han hecho en estos años por mantener el equilibrio emocional de los más desfavorecidos que se acercaban a sus consultas, a veces más a la búsqueda de un psicólogo que para conseguir un diagnóstico certero a sus dolencias. También unas 70 asociaciones que integraban la plataforma en defensa del sistema sanitario público se ha desmarcado del acuerdo, conscientes de que en estos días un político es capaz de prometer fonendoscopios de oro.

Las campañas electorales deben celebrarse con el menor ruido externo posible. Pero también deberían servir para debatir sobre los grandes problemas de la comunidad y la sanidad pública es uno de los principales. Mi confianza en que se desarrollen discusiones serias sobre este asunto es nula. Uno de los primeros anuncios de campaña por parte de Susana Díaz, camuflado como acuerdo de uno de los últimos consejos de Gobierno de la Junta previo a la convocatoria a las urnas, fue la orden de dotar a las habitaciones de los hospitales de televisión gratuita. Sólo les faltó incluir por el mismo precio el fútbol de los canales de pago.

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