calle larios

Pablo Bujalance

Los cándidos secesionistas catalanes

03 de octubre 2012 - 01:00

EL nuevo órdago de los partidos nacionalistas catalanes se desarrolla exactamente como se esperaba, en consecuencia con su doctrina: con enormes dosis de cinismo (ningún portavoz ha explicado todavía la lógica por la que Cataluña se acoge al fondo de rescate autonómico mientras considera oportuno saltarse la ley para convocar un referéndum) y de irresponsabilidad (cuando Artur Mas calma a la sociedad con el argumento de que el Ejército no va a intervenir se retrata a la perfección como político) además de insolidaridad y clasismo (¿Dónde quedaron los agravios contra Andalucía a cuenta del PER?). Pero lo bueno fue escuchar a Alfred Bosch, portavoz de ERC en el Congreso, ayer en Los Desayunos de TVE cuando Anabel Díez de El País le formuló la pregunta: ¿Cómo encajan en su Cataluña independizada los catalanes que se sienten españoles? "Estaremos encantados de que vengan ciudadanos de todas partes, incluida España, a participar en la construcción de Cataluña". Fue la mejor manera que encontró para decir que los catalanes que se sienten españoles no son catalanes, sino extranjeros. Y lo son porque él lo decide. Empleó el término libertad para calificar la autodeterminación, la misma libertad de la que carecen los catalanes que quieren escolarizar a sus hijos en castellano. Y, tras tentar también la posibilidad de que el Ejército impidiera la secesión, afirmó que ellos, los nacionalistas, han sido, por el contrario, amistosos y cordiales en todo el proceso. Llegó a emplear el término cándidos. Como si España tuviera que agradecerles que nunca hayan tomado las armas (algunos sí lo hicieron, por cierto). Cabe recordar que pocas formaciones políticas han mostrado la cordialidad del Partido Nazi en la Alemania de 1933, cuando sus intenciones ya habían quedado claras. A uno le gustaría pensar que la UE nunca aceptará una secesión que fulminaría los derechos de tanta gente. Pero la Historia es una puta barata.

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