Juan Manuel Marqués Perales

Cerdán, rebelde e hiperventilado

Crónicas levantiscas

06 de julio 2025 - 03:09

Francisco Álvarez Cascos, José Blanco y José Luis Ábalos fueron los hombres fuertes de sus partidos y, casi a la vez, ministros de Fomento: ¿Qué tendrán los peraltes y las catenarias que gustan tanto a los grandes jerarcas de las organizaciones políticas? Ábalos está imputado en el caso de las mordidas, Paco Cascos fue denunciado por su último partido y Pepiño Blanco es uno de los grandes lobistas de este país, tiene contratados a ex políticos de todos los partidos en la consultora Acento, y sólo IU tuvo la dignidad de forzar la renuncia de Alberto Garzón cuando éste anunció que había fichado por la influyente firma.

Lo de Santos Cerdán ha sido distinto, extraño, incrustó a su empresa Servinabar en el Gobierno con la intención de jaquearlo y la empleó no sólo como ejecutora de mordidas, sino como sociedad auxiliar para las negociaciones políticas con el PNV y Bildu. Su socio, Antxon Alonso, el Guipuchi de los audios, fue quien contactó con Arnaldo Otegi porque ambos son vecinos del mismo pueblo, Elgoibar, y quien llamó a la puerta del PNV cuando hubo que negociar la moción de investidura contra Mariano Rajoy. El líder de Bildu ha dado todos los detalles de esta relación para dejar en evidencia el silencio del PNV, que ha tratado de alejar la sombra de Antxon de algunos contratos públicos del País Vasco y Navarra. Hay mucho temor entre los herederos de Sabino Arana a que el caso de Cerdán les salpique y sean los deudores de Batasuna quienes se apunten la imagen de chicos sanos e incorruptibles ante la juventud vasca.

Servinabar tiene la característica expansiva de los gases, ocupa demasiados espacios, el ex presidente de la SEPI Vicente Fernández también trabajó para la empresa de Antxon y es la misma que pagaba el ático de Chamberí donde vivía Cerdán.

Santos, qué extraño caso. Sin defensa posible más allá de su intento frustrado de invalidar los audios que Koldo le grabó, el ex secretario de Organización se ha echado al monte de la mano de un abogado que proviene de la CUP, se presenta como un líder perseguido por los jueces y la Guardia Civil por su contribución a la formación de gobiernos comprensivos con la España plurinacional, sigue el ejemplo de su compañero de sofá, Carles Puigdemont, aunque él no tiene ningún movimiento político detrás, es un aspirante a mártir sin ninguna causa detrás más allá de sus chanchullos. Qué raros estos socialistas navarros, uno de los primeros condenados por corrupción en los tiempos de Felipe González fue un paisano suyo, Gabriel Urralburu, ex misionero del Verbo Divino y ex sacerdote, ex presidente de la comunidad foral.

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