Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
EN el peor momento de credibilidad de la política y con el país hundiéndose en la ciénaga de la tristeza y la depresión a golpe de cada cifra del paro, cuando 6 millones de desempleados y los millones de afortunados trabajadores que temen por su presente y futuro miran a los cargos públicos en busca de respuestas, de esperanza o de alguien a quien culpar, los dirigentes malagueños parecen decididos a bucear en el barro, a mantener a los partidos y las instituciones en el lodazal. En las últimas semanas, el PP ha tocado a rebato, como si a base de celebrar muchas ruedas de prensa y actos nos pudiéramos olvidar de que es el partido en el Gobierno.
Resulta urgente que Elías Bendodo ponga orden en sus tropas e inste a recuperar las formas perdidas. Es legítimo que los populares orquesten una campaña contra el proyecto del Metro en superficie que quiere imponer la Consejería de Fomento, pero no lo es que se llegue a cortar una calle al tráfico y a usar a una docena de policías locales para un acto de partido, ni tampoco que acuda prácticamente el equipo de gobierno municipal, con el alcalde a la cabeza, en horario de mañana y dejando, por tanto, la ciudad sin gobierno. Extraña la pasión que Francisco de la Torre le ha puesto a los dictámenes del partido, insinuando incluso la soberana tontería de que el Ayuntamiento de Málaga podría sumarse al conflicto ante el Constitucional que la Diputación de Málaga, y todas las que gobierna el PP, quiere interponer contra la Junta por el decreto litoral. Cuando el regidor sabe perfectamente que el citado decreto no afecta a Málaga, con su PGOU bien aprobadito. Con lo caras que ha puesto el PP las tasas judiciales, parecería otro despilfarro absurdo en un Consistorio y un alcalde que presumen de austeridad.
Tampoco es normal que prácticamente cada día concejales, directores de distrito y cargos de Diputación o la Mancomunidad, como la número dos del partido, Margarita del Cid, se citen con colectivos de Málaga para convencerlos de las maldades del proyecto, o que los ediles más jóvenes, como Luis Verde, presuman en Twitter de su trabajo para el partido en horas de oficina. Visto el ejemplo de sus mayores, Verde no tiene empacho alguno en tuitear sobre cualquier reunión de Nuevas Generaciones a media mañana, cuando estaría mejor atendiendo los problemas de los vecinos de su distrito, Puerto de la Torre, o de los jóvenes de la ciudad.
Se han perdido las formas y cualquier atisbo de pudor. Y a los políticos en general, y a los populares en particular últimamente, se les ha olvidado que su sueldo lo pagamos los ciudadanos. Al menos presuntamente.
Griñán el linier
En su primera visita del año a Málaga, el presidente de la Junta dejó fuera de juego no a una, sino a dos de sus consejeras. Griñán corrigió la cerrazón que se había instalado en la Consejería de Hacienda, y si previamente Carmen Martínez-Aguayo se había negado a negociar los leoninos términos del préstamo de cien millones de euros que el Gobierno andaluz concedió a la gestora que gobernó el Ayuntamiento de Marbella tras su disolución por el caso Malaya, ahora parece que habrá otra disposición más positiva. Puede que tenga ver el plan de ajuste municipal y esa alternativa de bajada de salarios o despidos que contemplaba el equipo de gobierno de Ángeles Muñoz si la Junta no se avenía a alargar un poco más los pagos, que asfixiaban las cuentas municipales.
La alcaldesa ya tenía listo todo el argumentario contra el Ejecutivo autonómico y los socialistas, y en este caso tendría gran parte de razón, no como ocurre con los planteamientos torticeros de su equipo de gobierno cuando pide un trato preferente para el jeque pese a sus incumplimientos con el puerto de La Bajadilla. No resulta propio de una institución presionar a otra para que incumpla la ley o los pliegos de condiciones de los contratos. Y antes de comparar, el portavoz municipal, Félix Romero, debería informarse mejor. No es lo mismo dar facilidades a quien ha ganado un concurso de una obra por hacer, como es el caso de San Andrés en Málaga, que dárselas a quien además ha ganado la obligación de gestionar una instalación pública ya construida.
Puede, simplemente, que Muñoz se chivara en esa reunión de alcaldes del PP con Cristóbal Montoro, de cuyo FLA depende que el Gobierno andaluz recupere la liquidez perdida, y que el ministro de Hacienda haya hecho alguna llamadita. En cualquier caso, pese a los recelos socialistas y al hecho incontestable de que hay otros municipios en peor situación económica, Marbella debe ser considerada, y tratada, como un caso excepcional. No sólo por el páramo que dejaron tras de si los años de gobiernos gilistas, sino también por el abandono inversor al que ha sido sometida por la Junta. Incluso en los años buenos.
La otra consejera negada por Griñán no es otra que la de Fomento, Elena Cortés. Sorprendió la claridad con la que el presidente de la Junta dijo que hay dinero para terminar el Metro soterrado por el centro de la ciudad, como estaba previsto y comprometido. Porque de esta forma desmontó los argumentos que la Consejería que gobierna IU lleva ya meses defendiendo: la falta de recursos financieros. Pero Griñán no sólo dejó fuera de juego a sus socios de gobierno. También a sus compañeros de partido, Miguel Ángel Heredia y María Gámez, que hasta ahora no habían sido capaces de plantear la posición socialista en este conflicto. Como ya ocurriera con Marisa Bustinduy, el PSOE de Málaga ha descarrilado con el Metro. Habría que ver a cuánto asciende el coste de tener el Metro sin funcionar por culpa de la irresponsabilidad de nuestros políticos.
Los teléfonos de Conejo
Posiblemente, de la lista de concejales de Málaga más gastosos con el teléfono móvil público que difundió el Ayuntamiento el miércoles, una de las cosas que más llamaron la atención fuera que el edil socialista Francisco Conejo fuera el tercero el año pasado, con una media mensual de 178 euros. La cantidad está muy lejos, sin embargo, de la del más charlatán, Julio Andrade, con 348. Parece normal que el concejal de Seguridad sea el que más hable por teléfono, pero no tanto si sabemos que Andrade viene manteniendo esa media de gasto desde antes de ocupar el puesto.
Lo que no ex muy explicable es el gasto de Conejo, en un segundo plano en el grupo municipal socialista ante sus responsabilides como portavoz en la Diputación y secretario de Política Municipal del PSOE-A. Conejo afirma que sólo tiene un teléfono corporativo, el municipal -que no tiene un techo de gasto, como sí ocurre con el de la Diputación, que dice haber devuelto-, y asegura que su gasto será mucho más reducido este año. El dirigente socialista contó a este periódico que ha dejado de usar el móvil del Ayuntamiento y que el partido ha puesto un terminal y línea a su disposición. Ya tuvo otro teléfono para cuestiones socialistas cuando era secretario de Organización provincial. Pero Conejo asegura que no es operativo llevar varios teléfonos para sus muchas responsabilidades, así que ahora pagará el partido. Antes, por lo que parece con su nivel de gasto, pagaba el Ayuntamiento. De la Torre financiando la oposición a Bendodo. Esa sí que es buena.
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