Se desvela el misterio

Esta semana se ha ido desvelando el misterio. Primero, Pedro Sánchez en el Comité Federal del PSOE del sábado pasado apoyó ya sin ambages la amnistía porque “Cataluña está lista para el reencuentro total. Los representantes de más del 80% de los catalanes respaldan esta medida. Y, por esas mismas razones, en el nombre de España, en el interés de España, en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña por los hechos acaecidos en la década pasada”. Estos días se ha cerrado el pacto con ERC con la condonación de los quince mil millones de euros de deuda a Cataluña y el traspaso de Rodalies, mientras que las negociaciones con Junts se han detenido por desacuerdos en el articulado de la ley de amnistía.

Es evidente, por lo que vamos sabiendo, que Pedro Sánchez, ha cambiado de punto de vista. De estar en contra de la amnistía a defenderla por el interés de España. Sus críticos señalan únicamente su ambición de conservan el poder a cualquier precio e inaugurar un camino que sólo puede conducir a la ruptura de España. Un político veleidoso y sin principios. Puede que no sea para tanto si recordamos la cita de un clásico. Se dice que el economista británico John Maynard Keynes, al ser acusado durante la Gran Depresión de haber variado su postura sobre la política monetaria, respondió: “Cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión. ¿Qué hace usted, señor?”. Él ha cambiado de opinión y lo ha reconocido, eso sí, en un momento en que sabía que las negociaciones muy avanzadas exigían decir que la amnistía era un hecho. Por un lado, es cierto, para él es una medida que posibilita un gobierno de progreso, que apoyan todos los partidos que apoyan su investidura. Es cierto, que la amnistía es la llave de su gobierno. Sin embargo, no olvidemos que, como hemos visto más arriba, hay otras medidas de financiación económica y de transferencias en diversas materias y, sobre todo, el objetivo final: cerrar la fractura vivida en Cataluña desde el proces en 2017.

Sánchez tiene una difícil misión todavía: por un lado, cerrar un pacto que satisfaga a Junts con un texto de una ley de amnistía que esté dentro de la Constitución y en los que quepan todos los damnificados exigidos por este partido, en segundo lugar, que el independentismo acepto el marco de la Constitución y, por tanto, a no repetir lo que se hizo en 2017. Además, tiene una esencial: explicar por qué tanto las medidas de gracia –amnistía, tan distinta a la de 1977-, como las diversas medidas que constituyen el pacto contribuyen a la convivencia democrática de Cataluña. Después del misterio que ha rodeado a las negociaciones es el momento de explicar las buenas razones de este pacto y por qué van a contribuir a resolver la cuestión catalana y podrían ser el principio de la resolución de la cuestión territorial en España. Hay que salir del pacto de silencio que rodeaba a las negociaciones y hablar con claridad ante la ciudadanía del futuro proyecto político que tenemos por delante.