Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Vive Calila
Atanasio apuntaba maneras de gruñón desde pequeño. La expectativa se ha cumplido. Suele ser amable, pero cuando la toma con algo, no para de relatar, y me refiero al verbo cuyo adjetivo, en mi comarca, es relatón: uno que suele protestar con aire enfurruñado, y se pone erre que erre, con pliegues en la frente y entonación dramática. Atanasio, para colmo, es Tauro, y eso, dicen, es ya pura yesca seca en la candela del protestón en ejercicio de sus quejas. Atanasio no para de echar pestes de que por su calle pasen 700 autobuses diarios. Como el relatoneo que se trae él propio Atanasio, los choferes públicos pitan estruendosamente: variantes del clásico regüeldo liberador de gases a costa de los demás. Ahí lo llevas.
Nuestro hombre ahora ha desviado su vis runrunera hacia el patinete a motor, pero puede que Atanasio esté en terapia, de modo que en el caso de este vehículo relata sobre quienes largan fiestas del patinete, como una especie de aniquiladores de rótulas, acromios y caderas de abuelas; y de sacamantecas de la acera. Y no de algunos de sus conductores, sino como colectivo... en los que, sin duda, se reproduce un porcentaje parejo de cretinos, solipsistas, abusones y macarras que en el coche, la moto o bici o la pura suela de zapa: en todas las variantes de movilidad hay un porcentaje de carajotes y chulos, como en cualquier instituto o pandilla de playa. Pero no para de hablarse de los atropellos, bravuconadas de trayecto o viva voz y abusos terroríficos de los patineteros. La Unión Europea –qué sería este secarral mesetario con extensiones al mar sin esa institución marco– ha mandado a parar, y se lo ha dicho a Atanasio su amigo José Mariano, letrado experto en seguros, al lanzar un globo sonda en las redes afirmando –como es puritita verdad- que en patinete se desplazan miles de gentes pacíficas: estudiantes, oficinistas, profesores... y algunos loquitos y memos de manual. El letrado asegura que la UE establece el seguro y la matriculación a los patines a motor sólo en caso de que pesen más de 25 kilos, y puedan superar los 25 km/h. Cascos, todo quisqui. Ata sostenía que es un medio de transporte esencial para una gran cantidad de emigrantes cotizantes que cuidan a nuestros ancianos, o son obreros básicos del turismo y la construcción; oficios que los del lugar ya no quieren. Gente que atraviesa a diario la ciudad, desde los barrios más humildes hasta los más pudientes. Buena norma. Para todo lo demás, el paquete en forma de boletín de denuncia de los municipales.
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