Los nuevos tiempos

César De Requesens

La experiencia ‘Mayalde’

El grupo Mayalde estudia y difunden con una poética muy propia el saber antiguo del campo, su estilo de vida...

02 de agosto 2023 - 00:00

La España olvidada, rural, avejentada, empobrecida y sola tiene aún algunos valedores que, quijotescos, siguen en la brecha de que sepamos todos de lo mucho y muy bueno que tenemos en los campos y las costumbres de nuestros mayores a la espera del reencuentro. Gente así da gusto conocerla. Tuvo que ser en Íllora, el sábado estelar de toda una semana de conciertos, que apareció sobre el escenario el grupo que consiguió contagiarnos de un renovado optimismo y unas ganas de volver a apreciar la herencia de nuestros abuelos y hasta de sacarlos de las residencias de ancianos.

Mayalde fue el grupo musical salmantino que nos despertó en pleno concierto. Ellos estudian y difunden con una poética muy propia el saber antiguo del campo, su estilo de vida, sus historias sencillas, el alma sabia del hogar y la lumbre y las mujeres en su paciente hilar con las rueca. Un mundo perdido que cada día perdemos aún más y que el movimiento folk (esa progresía que volvió un día los ojos a las tonadas de sus mayores y sus costumbres frente a la voraz agitación mercantilista del capital desalmado) vino allá por los setenta a revalorizar y defender a capa y espada. De resultas, un festival como el de Íllora con treinta y tres ediciones ya, titánico esfuerzo de resistencia y militancia en una música nada comercial que, sin embargo, nos regala identidad y esencia.

Así lo entendimos todos escuchando las coplas y letrillas inocentes de Mayalde. Padre, madre y dos hijos que encarnan un espíritu que brota por boca de Eusebio, líder intelectual que no perdió ocasión de recordarnos lo desorientados que estamos en esta nada nadeante pantallizada de las urbes. Hubo más grupos que nos devolvieron al gusto de esta música enraizada, sin excesos tecnológicos, que rescata letras e instrumentos y nos devuelve al universo de las cosechas y el saber que todo pasa y todo queda mientras pasamos. Lombarda con su acento local, muy justitos; Rare folk, auténticos y singulares veteranos con su visión libre e intensa; o, entre muchos, Quico Comesaña y su grupo, más intimista e intelectual. Un disfrute como se ve.

Pero, entre todos, tocando la cumbre del género, dando espectáculo y removiendo de los asientos los corazones de todos, el sabor castellano de Mayalde, unos músicos que fueron capaces de montar una orquesta con dos cucharas o una regadera, de hacernos bailar a o todos y hasta cantar a coro, demostrando la falta que hace ir contracorriente cuando la corriente nos lleva lejos de lo esencial, a la nada.

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