Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Rusófilos
Presume Francisco de la Torre de que los policías locales de Málaga disponen del "récord de España de actuación proactiva de sanciones", que debe ser una nueva modalidad de persecución de incumplidores de las restricciones a causa del Covid: el rechazo a las mascarillas en lugares concurridos y las aglomeraciones o las bebidas en las calles. Está tan convencido el alcalde de Málaga de que a sus agentes nadie les puede atribuir indolencia frente a los excesos que defiende que, durante el Estado de Alarma, siempre destacaban el doble o el triple que el resto de fuerzas de Seguridad. Los más rápidos en este oeste a la hora de sacar los bolígrafos para las multas. Todo porque los vecinos del centro, en una serie que ya consume muchas temporadas, se quejan de que las fiestas y los ruidos durante la noche les hacen la vida imposible.
A la vez, un sindicato de la Policía Nacional acaba de pedir al Gobierno que aumente el presupuesto para pagarles horas extras porque se enfrentan cada día a un "enorme número de botellones y masas descontroladas". Y explica que los jóvenes no sienten demasiado aprecio por la autoridad y las normas que dicta la Junta. En los altercados acaban riéndose de los policías y dándose a la fuga a la mínima oportunidad.
Al alcalde de Málaga no le vamos a cambiar a estas alturas y en su balance actualizado hasta 2021, pocos pueden discutirle que la capital de la Costa del Sol se ha beneficiado mucho más de sus aciertos que de sus errores. Pero otra cosa es la peculiar idiosincrasia del regidor. Será difícil hallar en las hemerotecas un sólo problema en el que el munícipe asuma una mínima culpa o admita un fallo en su gestión. Siempre es más fácil descubrir la responsabilidad ajena que asumir la propia. Y el problema con los desmanes que se registran en muchas calles del casco histórico se ha cronificado. No siempre se puede sorber y soplar a la vez.
Málaga comenzó ayer su segunda edición de la No Feria de agosto. Mal asunto para los buscadores de contenidos de los telediarios en agosto para reflejar la desmesura de la fiesta. O no. Se han programado toros. Conciertos en el auditorio. El Ayuntamiento pone en marcha la campaña contra las agresiones sexuales. El vino dulce de referencia ha llenado la ciudad con sus barriles, con la esperanza de que los rebujitos circulen por las terrazas. Los hosteleros anuncian ofertas para atraer más público a sus bares. Ya se sabe que la Feria del Centro necesitó menos en su origen. Que los comerciantes obsequiaran con una copa de vino y un poco de música. Ah. También anuncian a la vez más refuerzos policiales para vigilar.
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