Formación ciudadana

08 de junio 2025 - 03:08

Tenemos querencia por la arquitectura del tinglado. El Paseo del Parque suele estar animado por un caseterío efímero: en mayo feria del libro, la semana pasada de los yayos, y del 5 al 8 junio IX Muestra de Talleres del Aula de Formación Ciudadana. Málaga más cerca. Cuarenta y seis stands y, en el auditorio Eduardo Ocón, de fondo milongas de tango.

Parece que el arcade vintage no asistió a la inauguración y delegó flash y micro en Francisco Manuel Cantos Recalde, concejal del Área de Derechos Sociales, Diversidad, Igualdad y Accesibilidad, y presidente de la Junta de Distrito nº1, Centro. Cachís. A mi amigo Chema, asiduo a estos experimentos, le habría encantado hacerse un selfie con Paco de la Torre. Debe de ser de los pocos vecinos de Cenacheriland que no tiene una foto con el alcalde.

Esto de los talleres del Aula de Formación Ciudadana tiene fans a lo Eurovisión. Se corre la voz de boca a oreja como si fueran chollos secretos. Hay que estar aliquindoi con las inscripciones, que se pueden hacer online o presencialmente. Se organizan unos ciento y pico formaciones al año, repartidas en dos períodos: del 30 de septiembre al 20 de diciembre, y del 20 de enero al 13 de junio aproximadamente. Los alumnos —y sobre todo alumnas— disponen de un programa con una treintena de actividades que van de la pintura y cerámica a pilates, informática, manejo de móviles, corte y confección o macramé. En sesiones de mañana o tarde, repartidas por los once distritos de Málaga.

Y como lo que no se comunica es como si no existiera, en el Paseo del Parque están mostrando los trabajos de fin de curso de este invento y ganas por aprender: bolsos de cuero repujado con efluvios hippies, lámparas estilo Tiffany con cristales de colores…acuarelas, óleo, telas, manualidades, fotografías... El público es lo más diverso: intergeneracional, transversal, como se dice en snob. Para apuntarse solo hay que tener más de 18 años y pagar la cuota. Abundan los viejenials y jubilados. Según me cuentan, los monitores son competentes, se disfruta y, sobre todo, se socializa. Se conoce a personas diversas con intereses comunes y, de paso, se da rienda suelta a la creatividad. Trabajos manuales que, en estos días de inteligencia artificial, impresoras 3D y producción en serie, devuelven a la vida el sentido del tacto del que tanto adolecemos con tanta polarización.

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