Cuchillo sin filo

Francisco Correal

Yo hice a Roque III

26 de septiembre 2008 - 01:00

HAY días en los que la realidad te da hechas las historias y tú no tienes más que transmitirlas. En esta ocasión, hay unos puntos suspensivos entre dos imágenes. Si uno las recorta y las une, como hacían los dadaístas según el consejo poético de Alberti, te sale redonda la paradoja. Cuando vi la primera estampa, una serie de imágenes de películas protagonizadas por Esteso y Pajares, pensé en otra pareja y al día siguiente de ese pensamiento los vi a los dos juntos fotografiados en casi todos los periódicos: Banderas y Bardem abrazándose en el festival de Cine de San Sebastián.

Dos fracasados y dos triunfadores. De los hermanos Ozores a los hermanos Coen. Dos hombres, contaba el documental televisivo, desconchados por el alcohol, por la soledad, por los problemas familiares, por el propio ostracismo del tipo de cine que hicieron que a alguna de las actrices que lo interpretaron, por sumarse a la moda del destape, la condenó de por vida a no ser reclamada por el cine que vino después. Esteso y Pajares hicieron reír a toda España y ahora toda España se ríe de ellos.

En la otra fotografía, el sabor del éxito. La España que este año ha ganado en Wimbledon y en Roland Garros, en el Giro y en el Tour, la Eurocopa de fútbol y el Oscar de Hollywood para Javier Bardem. La España de Zapatero, que siempre gana de penalti en el último minuto. El entorno familiar de Esteso y Pajares es turbio, sórdido; el de Banderas y Bardem, entrañable. A la madre del segundo le van a dedicar una calle con su nombre en Sevilla sustituyendo a uno de los generales derrocados del mester de cartería.

Esteso y Pajares remiten a una España, dicen los que reniegan de sus películas, rancia, zafia, liberada a golpe de domingas, de años de rosario y represión. En la pantalla sublimaron las bajas pasiones, nos brindaron el "mejor cine malo" (Juan Marsé dixit), y sus españoladas tenían el contrapunto de una biografía cincelada a golpe de interjección, sal gorda y una intemperie rayana en la mendicidad de personajes de Jardiel Poncela. Bardem y Banderas vindican y reivindican a la España liberadora de Almodóvar y Amenábar: actores de izquierdas con filtro y boquilla son transgresores en los papeles que encarnan en el cine, pero en su vida privada llevan una vida ideológicamente aseada, iconos de esos valientes que se leen los editoriales de los periódicos. Bardem y Banderas viven de cine en Hollywood. Esteso y Pajares viven de película en sus particulares Batuecas.

El que hizo a Roque III se llevó los mismos puñetazos que su pupilo. Los que les dio la vida. Bardem y Banderas deberían hacer una película sobre la vida de Esteso y Pajares titulada El éxito del fracaso.

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