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ETIMOLÓGICAMENTE, hipotenusa viene a significar fuerte tensión. De esto sabían mucho los griegos con sus antiguas tragedias y, en especial, Pitágoras, que en su famoso teorema resolvió el enigma de la longitud de la hipotenusa en relación con los catetos del triángulo rectángulo. La vida familiar se hace muy tensa si la suegra se acopla de manera permanente y hay penurias económicas.
Hace tres semanas un octogenario fue denunciado por violar a su suegra de 101 años. La denuncia la presentó la esposa (imagino que rondando los 80 años) porque al regresar a casa, sobre las 16,50 horas, sorprendió a su cónyuge levantándose nervioso del sofá que compartía con la suegra, dejando a la pobre viejita con los pelos alborotados, el pañal fuera de su sitio y con magulladuras en los brazos. Camino del hospital, la más anciana acusó a su yerno de haberla violado. Cuando detuvieron al presunto agresor guardó silencio y no presentaba ninguna anomalía psíquica. Según sus vecinos, los tres personajes de este triángulo son encantadores.
Este extraño suceso me lleva a conjeturar con distintas hipótesis, máxime cuando ignoro muchos datos de los protagonistas. De entrada, hay que plantear la posible relación íntima entre yerno y suegra, un clásico de cierta literatura erótica. Si existiera, caben dos opciones: a) que la centenaria, cansada por la edad, no accediera a los continuos y libidinosos deseos del hijo político y éste la forzara. b) que el octogenario no atendiera debidamente a su suegra y la pobre lo incitara a una lujuriosa siesta de sofá sabedora (¿o no?) de que serían sorprendidos in fraganti. Un ajuste de cuentas entre unos viejos amantes.
También puede que la centenaria observara que la hija pasaba de su marido y por mantenerlo contento se entregara al rijoso yerno. Y ese día decidió poner fin a esta denigrante situación provocando que los cogieran. Incluso cabe que ambas señoras, conchabadas, estuvieran hasta el gorro del machote, y con toda la razón si lo sufrían como depredador sexual. Aunque igual el desesperado era el anciano y armó este lío a posta, para que lo internaran y no verlas más.
Ni el sabio Pitágoras sería capaz de enunciar un teorema con este triángulo de hipotenusa (suegra) tan longeva. Me temo que en este ambiente senil sin asomo de erotismo, el octogenario perdió la cabeza, y presuntamente montó una moderna tragedia española.
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