Los límites de la política

El PP se ha lanzado a hacer de la historia común contra el terrorismo su arma preferida para buscar la división

Nos pretenden arrastrar a los tiempos de plomo y miedo, cuando vivíamos entre sobresaltos de atentados, asesinatos y extorsiones. Se han empeñado en revivir las escenas de bombas, muerte y destrucción, pero no como recuerdo de una época superada que nadie olvida, sino como la traslación al tiempo actual aunque ya solo existe en la mente de algunos oportunistas que quieren beneficiarse de la tragedia y el horror. Están así mancillando una memoria colectiva de dolor y firmeza, de tragedia y solidez como fue la lucha contra ETA y que significó la victoria de la democracia contra la barbarie. Ese patrimonio de la inmensa mayoría de los españoles se ha puesto en almoneda y ha entrado sin pudor ni vergüenza en el mercadeo de la manipulación y la trifulca. El acervo que representa para la democracia española haber vencido al terrorismo y la satisfacción nacional que eso supone, así como el permanente recuerdo y reconocimiento a las víctimas, está sirviendo a estas alturas de ejercicio de confrontación y enfrentamiento como desesperada estrategia para una batalla política sin argumentos.

Sin respeto ni rubor, el PP se ha lanzado a hacer de la historia común contra el terrorismo su arma preferida para buscar la división y el enfrentamiento. Pretender arrogarse de forma exclusiva el sentimiento contra el terrorismo y acusar de connivencia con los etarras a todo el que no se pliegue a su miope e interesada visión de la actividad política es, posiblemente, una de las mas sucias aportaciones al debate político a la que podemos asistir. No se puede mantener al día de hoy que ETA vive, que una ley nace de los escombros de un atentado criminal de hace más de 30 años y que el gobierno ampara a terroristas o que tiene las manos manchadas de sangre. Esta carrera de falsedades solo sirve para crear desconcierto y manchar la propia historia que entre todos, dolorosa y firmemente construimos. Alguien, los que la han iniciado, debería parar esta deriva enloquecedora que produce división y puede crear un poso de resentimiento y división La política tiene un límite que va más allá de las leyes penales y que es un código ético no escrito que tiene como fundamento la responsabilidad, la dignidad de las personas y el respeto a la verdad. El problema es que para algunos su propia dignidad de ser humano, el respeto a la ciudadanía y la responsabilidad que tienen están dispuestos a malvenderlas por el afán de conseguir un beneficio electoral.

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