MÁS allá del prurito de que Málaga acoja los premios Goya por el empeño del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, que sólo ha reaccionado después de que la ceremonia se celebrara en Sevilla, hay algunas preguntas que se pueden formular en alto.

Un contrato de 2 millones de euros que pagan las instituciones para facilitar la gala, más 700.000 euros que asume el Ayuntamiento de la capital para acondicionar el Palacio Martín Carpena.

¿Qué pasa si la ceremonia se organiza, como todos los años en Madrid? Pues algo tan sencillo como que la Academia de Cine y sus patrocinadores asumen los gastos del alquiler de la instalación (los últimos años el hotel Auditorium de la capital de España) así como los correspondientes a los traslados y las estancias de los académicos y los invitados.

Pero si se sale a provincias, pues que paguen los provincianos. Fue el caso de Sevilla, el año pasado, y lo es el de Málaga, que según fuentes de las instituciones, incluso abonará unos 250.000 euros más que el año pasado. Los políticos deberían meditar mejor a qué dedican los impuestos de los malagueños, más allá de las fotos de euforia agarrando al cabezón.