El desenfoque

Raquel Garrido

nunca pasa nada

06 de febrero 2013 - 01:00

POR más que lo he intentado al final no he podido evitarlo y ha llegado un momento en el que he perdido casi por completo la fe en la política o, más bien, en parte de la clase política que la dirige. No por ello me siento un bicho raro porque no creo que la desazón que me invade últimamente diste mucho de la que pueda sentir cualquier ciudadano que haya prestado un mínimo de atención a los últimos acontecimientos, más que despreciables, que han protagonizado siempre presuntamente algunos de nuestros dirigentes o asesores nombrados por ellos. Lo peor, y para lo que no encuentro consuelo, es que por más grave que sea lo que hacen, nunca parece que pase nada. Se pueden cobrar sobresueldos con dinero negro procedentes de comisiones de dudosa legalidad y no pasa nada, se pueden autorizar prejubilicaciones ilegales al amparo de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) a personas que nunca trabajaron para las empresas que se beneficiaron de los fondos y no pasa nada, se pueden expoliar ayuntamientos hasta dejarlos en la más completa ruina bajo el paraguas de la corrupción política y no pasa nada, y hasta un miembro de la Familia Real puede lucrarse de dinero público a través de una fundación y tampoco pasa nada. Al menos, no pasa todo lo que la sociedad demanda en un momento tan complicado como el actual y es que sus dirigentes, a los que han puesto en el poder con su voto en las urnas, les devuelvan esa confianza depositada en forma de soluciones y no de más problemas. Con la que está cayendo y en medio de un escenario político y judicial más que convulso, no es de extrañar que de nuevo España vuelva a ser el centro de todas las miradas y motivo de la desconfianza de algunos de nuestros vecinos europeos y de algunas de las economías más potentes del mundo que no terminan de vernos como un país estable. ¿Es que ante tantos escándalos nadie nunca es responsable? ¿Es que nadie se digna a pedir perdón por sus posibles errores? ¿Es que la gente no merece una explicación sobre lo que otros hacen con el dinero público? ¿Es que un político tiene más protección frente a la justicia que una madre que usa una tarjeta de crédito ajena para comprar pañales y comida para sus hijos?Creo que ya está bien porque va siendo hora de mirar hacia adelante de forma decidida con la lección aprendida para no caer en los mismos errores que nos han llevado hasta esta situación. Basta ya de mentiras y chapuzas políticas, basta ya de enriquecimientos fraudulentos a costa de los ciudadanos, basta ya del y tú más, y basta ya de mirar hacia otro lado. Si no, perderemos todos.

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