Periodismo, democracia y libertad

Crónica personal

10 de junio 2025 - 03:08

Este lunes, la Asociación de Periodistas Europeos celebró un homenaje a los periodistas de la Transición, por su papel en la lucha por las libertades y la democracia. Fue un acto sencillo, nostálgico, con veinte nombres a los que sumarán en el futuro los que no fueron llamados en esta primera convocatoria, y que entre otros contó con profesionales tan comprometidos como Iñaki Gabilondo, Nativel, Cebrián, Luis del Olmo, Gorka Landáburu, Román Orozco, Rosa Montero, Manolo Vicent o los fotógrafos Barriopedro y Raúl Cancio. Fue un encuentro de abrazos y de recuerdos, de periodistas que, por defender la democracia, se dejaron en algunos casos la piel, fueron objetivo de ETA y se las vieron con la represión franquista. Junto al sentido de responsabilidad, el sentido de Estado de dirigentes políticos de diferente biografía y sentimientos, con el rey Juan Carlos como impulsor de aquel proyecto de transformar una dictadura en una democracia, lograron lo que parecía imposible.

Ese puñado de periodistas al terminar el acto se encontraron con la noticia de que el Supremo había procesado al Fiscal General del Estado por presunta revelación de las negociaciones del novio de Ayuso con la Agencia Tributaria para alcanzar un acuerdo de conformidad. Señala el auto del tribunal que García Ortiz recibía indicaciones de Presidencia.

La noticia era importante, grave. Pero más grave fue la reacción del Gobierno, que conocieron los periodistas de la Transición nada más finalizar el homenaje. Aquella veintena de periodistas vivieron momentos difíciles años atrás. Lo que nunca vieron fue que desde el Gobierno se cuestionara la independencia jueces y legisladores, nunca vieron campañas de acoso y derribo no solo de periodistas sino de jueces y fiscales empeñados en indagar en las trastiendas del poder, del Gobierno. Nunca vieron un presidente que dedicara más tiempo a colocar afines en las instituciones del Estado que a los mejores profesionales, nunca vieron a ministros lanzando frases hirientes a cargos institucionales, dar instrucciones para que los cuerpos y fuerzas de seguridad, y medios afines, hurgaran en las vidas privadas de personas públicas a los que se pretendía desacreditar; ni promover desde Moncloa operaciones irregulares para convertir en aforado a quien no lo era.

Los periodistas de la Transición pasaron momentos de inquietud, incluso de miedo, que se superaban ante la convicción de que el empeño valía la pena. Lo que nunca previeron es que años más tarde, un Gobierno socialista, ajeno a los principios del PSOE de González, trataría de revertir la situación. Y, desde Moncloa, se iba a golpear con saña a la libertad, a las instituciones y a la democracia.

stats