La ciudad y los días
Carlos Colón
Yo vi nacer a B. B.
Muy normal
Porque mira que son guarros los perros. No voy yo a culparles de la nata del agua, eso casi es un sello identificativo de nuestras playas, viene cualquiera mira las natas y dice "por fin, estoy en Málaga". Pero de lo que van dejando en la arena sí que tienen culpa esos bichos incívicos.
Por ejemplo
El miércoles pasado fui testigo directo de cómo uno de estos perros abría una nevera de playa y, mientras iba repartiendo bocadillos entre sus cachorros, cogía el papel de aluminio de cada uno, hacía una bolita y lo dejaba caer con desgana en la arena, que digo yo que el muy perro podría traerse una bolsa y meter los papelitos en ella, pero no. Y no sólo está el que tira los envoltorios de los bocadillos, ojalá.
Luego
Está el perro fumador. Este, también lo vi, era un perro de gran tamaño que se dedicó toda la tarde a mirar hacia el agua, en plan mirar hacia el infinito pero con tanga, y encender un cigarro con la colilla del otro, con la gracieta final de lanzar la colilla con dos dedos intentando lograr una plusmarca nacional de distancia de tobas humeantes. Para su descargo diré que no lanzaba siempre en la misma dirección, el animal iba eligiendo un acomodo distinto para cada proyectil.
Tampoco
Me puedo olvidar de mencionar al perro excusas. Este deja toda la porquería que ha generado en un día de playa, y es alucinante lo que se puede acumular yendo sólo en bañador, en el mismo punto donde ha puesto la toalla. Ahí, bien extendidito. Si le afeas la conducta, el perrito dice que es que la papelera está llena y, claro, como está llena, no tiene sentido poner una bolsa de basura justo al lado. Mucho mejor dejar una muestra de lo que has comido y bebido para que los niños jueguen a CSI guarrete.
Estalla la situación
Que la gente que comparte playa con los perritos suele llevar toallas grandes, pero no porque sean más cómodas. Las toallas grandes sirven como las sábanas esas que vemos en las pelis policíacas con las que tapan a un fiambre. La cosa es que tú llegas, pones tu sombrilla, coges la toalla e intentas cubrir con ella la mayor superficie de mierda, con perdón, para que no te de demasiado asco estar ahí, que para eso estás de vacaciones.
En resumen, sólo tengo que aplaudir a las personas que idearon limitar a los perros a esa playa a la entrada de Cala del Moral ¿Se imaginan cómo estarían todas nuestras playas si dejáramos a estos perritos ir haciendo el animal por toda la costa? Se me ponen los pelos de punta de pensarlo. Voy a ver si se me han secado las botas camperas que esta tarde quiero ir a pasear por la playa un rato.
Durante la realización de este artículo ningún perro sufrió daño alguno, excepto el de su buen nombre al compararlos con ciertas personas.
@jjblanesmalaga
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