Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

El pillaje de los reptiles

El aburguesamiento de las izquierdas suele ser tan rápido como su escalada hasta el poder

Eentre los años dos mil uno y dos mil diez varios cargos autonómicos, con paciencia de orfebre e inteligencia de ingeniero, fueron levantando una estructura institucional y legal para distraer seiscientos ochenta millones de euros y llenar los bolsillos de trabajadores falsos o prejubilados de empresas en las que nunca estuvieron.De resultas de aquel pillaje institucional, veintiún ex altos cargos veintiuno fueron procesados gracias al coraje de una jueza, Alaya, que fue capaz de abrir un pastel que ahora se está cerrando.

Algo así no sucedió en una república perdida de un país subdesarrollado sino en el sur de España, allí donde se instaló un régimen clientelar durante treinta años que llegó al poder para cambiarlo todo para acabar siendo ellos los cambiados. Los jefes últimos de este gran golpe arguyen que no se enteraron del trapicheo. Igual hasta es verdad. Pero es lo que tiene ser el gran jefe, que tienes que vigilar y desconfiar sobre todo de los tuyos.

Este borrón en el expediente del partido socialista molesta a todos. En Andalucía ha merecido el castigo en las urnas. Treinta años sin hacer preguntas son muchos años. Demasiados.

Que la corrupción política existía era un lugar común pero no era fácil ponerle cara. Ahora la tiene en Andalucía, como la tuvo en Cataluña con Pujol y sus hijos rebelditos y la en Madrid con la operación Púnica. El cáncer de la corrupción no distingue entre edad, sexo o siglas. Es la peste de la política. Y sólo existe la cura de la intervención rigurosa y la justicia independiente.

El aburguesamiento de las izquierdas suele ser tan rápido como su escalada hasta el poder. Es proporcional al olvido de los ideales. Y en Andalucía tuvo tintes de garduña del siglo veintiuno. La 'pax' social socialista se cimentó sobre el oprobio para las personas que si que hacían su trabajo y no escapaban del fisco. Tenerlo en mente es de prudentes de cara al futuro.

Se plantean indultos más vergonzosos aún que los delitos cometidos. El amiguismo es el caldo de cultivo de este mal mayor de las democracias que usó algo tan sensible como el cierre de empresas y las indemnizaciones para pagar favores mientras que a sectores enteros de la población no les llegaban ni las ayudas. Hiriente contraste. Se cierra una etapa infame con este enchironamiento que demostrará al menos que, si no somos iguales ni en sueldos ni en cargos ni en posesiones, al menos a veces si lo somos ante un juez. O en eso confiamos.

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