Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Zamiatin
Freud le llamaba “proyección psicológica” al mecanismo de defensa que utilizan algunos individuos atribuyéndole a otros sus propios defectos o carencias. En política (tiro de pedantería), equivaldría a “gaslighting político”, esto es, manipular la percepción de la realidad para debilitar la confianza del pueblo. Hablando en román paladino, estamos diciendo que se juzga de distinta manera los hechos según la inclinación política del dicente.
En política, siempre se ha practicado esta proyección, pero bien es cierto que, hasta los gobiernos del PSOE de Sánchez, se hizo con cierto disimulo y discreción. Personajes como el presidente del Gobierno, la secretaria general del PSOEA que nos ha tocado en suerte y la gran mayoría del gabinete, además de haberse contagiado y adoptado como consigna en el partido, hemos estado (y estamos) presenciando como el esfuerzo del gobierno se ha centrado más en hacer oposición a la oposición que en gobernar con honestidad, veracidad y equidad. Cicerón, en su “De Officiis” (“Sobre los Deberes”) afirma que: “La justicia no consiste únicamente en abstenerse de hacer daño a los hombres, sino también en no engañarlos ni defraudarlos con astucia o mentira”.
Culpar a la oposición de lo mismo que hace el gobierno es una estrategia retórica asociada a tácticas de desviación y doble moral con distintos objetivos: Ya sea desorientar a la opinión pública (es una forma de desmotivar o desilusionar a los ciudadanos haciendo parecer culpables a ambos), o bien, neutralizar las críticas convirtiendo los ataques de la oposición en simples “hipocresías”, cuando no, apropiarse del relato moral adelantándose a culpar primero o simplemente utilizar machaconamente el ”y tú más”. Nada nuevo bajo el sol, Maquiavelo ya sugería este tipo de prácticas que, por otra parte, el PSOE de Sánchez ha llegado a sublimar.
Vengo a recordar estas prácticas políticas a cuento de que me han hecho gracia algunos titulares y noticias al respecto: “El PSOE exige al PP la expulsión del alcalde de Estepona tras ser procesado”. Tiene gracia ¿Cómo exigir esto sin que haya un socialista en España, que exija lo mismo por los procesamientos del fiscal general del Estado, el hermano y la mujer de Sánchez, los procesamientos y condenas de los ERES, etc.? La secretaria de Educación del PSOEA, Patricia Alba, en sus exigencias a Moreno, le decía: “Andalucía no se puede construir sobre la corrupción del PP” ¡Dios mío! ¿Con qué cara se puede decir eso después de haber gobernado cuarenta años con corrupciones por todos lados y con condenas en firme?
No se podrá evitar que, en el PSOE, como en el PP, u otro cualquier partido, se den casos de corrupción, pero los ciudadanos debemos culpar y castigar a los culpables y a los dirigentes que mientan y amparen a dichos culpables. Confío en que vuelva ese PSOE que hoy, en Málaga, representa Josele Aguilar. Con la elegancia política que le caracteriza, se ha referido al alcalde de Málaga en sus 25 años al frente del Consistorio con estas palabras: “Sin duda es y será parte de la historia de nuestra ciudad. No toca hoy criticar la deriva de su gestión (…) Entenderá que, como secretario general del PSOE de Málaga, ponga todo mi empeño en que en 2027 sea el del cambio”. Puro estilo Felipe González, Guerra, Martín Toval o Pedro Aparicio.
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