Es salir a estirar las piernas a la hora de la no caña y se encuentra uno con vecinos en mallas. En esta Cenacheriland de sol, y sombría de ánimo, la existencia sigue a su trote. Entre pedaladas y patinetes la anormalidad se acomoda. La vida hila al rescate de los placeres sencillos. Sin aglomeraciones, con dos metros entre tupper y bocadillo, se almuerza bajo la mirada de bronce del busto de Jorge Guillén. Hasta beisbol se ve en la Malagueta, ya no sorprende contemplar a un cátcher entrenar en la arena frente al Antonio Martín. En cambio lo estrambótico, cuando se divisa en el horizonte fiscal, molesta como el espejismo del rascacielos del puerto. Una de las polémicas venteada a toda pantalla, viene de lejos aunque el protagonista sea un noruego de Mijas. Rubén Doblas Gundersen Elrubius, youtuber y mártir. Revolucionó Gamepolis, el festival de videojuegos, en la primera edición celebrada del 12 al 14 julio de 2013. Parecía un chaval despierto con un aire entre Jim Carrey y Jerry Lewis. Por influencias millennials me quedé con la cara del personaje que es para recordar y ya por entonces estaba sometido a los agobios de la fama pues su canal elrubiusOMG acumulaba 2.713.188 suscriptores. El chavea tiene el arte Hamelin con las visualizaciones de sus vídeos en YouTube con una fanaticada mundial de 39,6 millones de suscriptores, además de protagonizar cómics, libros, series de dibus y amor a su gata. Un fenómeno. Por asesor o decisor fiscal se le ha ocurrido comentar que se muda a Andorra con sus amigos. El muchacho es libre de hacer con su vida lo que quiera al igual que el socio de una SICAV, decenas de deportistas de élite y mucho patrocinador o tanta empresa que por arte de trilería fiscal se larga a freír impuestos. El oprobio contra el Rubius y los youtubers díscolos tributarios es implacable por dar mal ejemplo. Para modelo el del vicepresidente 2030 y social que afea la democracia patria. Acostúmbrese a este escenario de nómadas digitales donde unos vienen y a otros los espantan o se van. Pueden trabajar desde donde les salga del ordenador portátil. La rebelión de algunos youtubers está en marcha, piden cuentas de lo que se hace con sus impuestos y tengan o no razón llegan a un público inalcanzable con medios de comunicación convencionales. Las palomas han mutado en gavilanes, será por el coronabicho.

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