Desde el reto a la oportunidad

Ciertamete, los riesgos inflacionarios nos acechan y la situación internacional nos afecta

Tras los resultados electorales en Andalucía se abre una nueva legislatura con muchos e interesantes retos. Hace ya más de una década que no vivimos un gobierno monocolor y sabemos las grandes ventajas e inconvenientes que traen consigo. Por una parte, facilitan la implantación de aquellas políticas propuestas en los programas de los partidos, pero por otra constituyen un atractivo para los que buscan el beneficio propio por encima del bien común. Y en esta tesitura comienza el nuevo periodo de sesiones.

Sin duda los grandes retos de Andalucía, que deben acometerse con valentía y en un horizonte de varias legislaturas, deben ser planteados. Ser la puerta sur de Europa y norte de África significa ya un enorme aliciente para el intercambio de personas, bienes y servicios, pero un alto riesgo para la implantación de mafias. Por ello este desarrollo debe llevar aparejado una inclusión laboral, cultural y educativa que facilite la rápida incorporación social de los que llegan, tan necesarios ante una población cada vez más envejecida. Mantener el bienestar alcanzado implica una renovación poblacional que, hoy por hoy, solo es posible a través de las migraciones.

Otro de los desafíos es la desertificación territorial. La escasez de agua y el empobrecimiento de las tierras generan un constante tránsito de nuestros campos hacia las ciudades. Esta descompensación requiere diversas iniciativas: el incremento de las fuentes hídricas de riego agrícola y consumo humano donde sean escasas; la modernización de los sistemas energéticos y de telecomunicaciones en los lugares más inaccesibles y una mayor celeridad a la hora de una asistencia sanitaria de calidad. Todas ellas son trascendentales para lograr que cada joven se sienta cómodo en su lugar de origen y cada mayor viva en su hogar tantos años como le sea posible. Por tanto, son decisiones que favorecerán la libertad personal y fomentarán el ansiado equilibrio territorial.

Y finalmente queda la puerta abierta del ansiado desarrollo industrial y económico de nuestra región. Ciertamente los riesgos inflacionarios nos acechan y la situación internacional nos afecta, pero también son momentos de oportunidad. Si se sigue aprovechando nuestro clima y estilo de vida, como méritos para una mayor estabilidad, y nuestra lejanía de las zonas de conflicto, como ventaja para una mayor tranquilidad, el futuro será apasionante.

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