La revolución del transporte

Conflictos como los de Cabify o Uber no son más que la punta del iceberg de los avances que se esperan

Tras la revolución industrial del siglo XIX, y la posterior sobre las comunicaciones en el XX, hoy nos encontramos inmersos en una nueva revolución que, apoyada en las dos anteriores, coloca al transporte en el centro del debate del siglo XXI. Conflictos como los existentes con Cabify o Uber no son más que la punta del iceberg de los avances que se esperan en esta materia, de ahí las dificultades de adaptación de gran parte de los ciudadanos a este nuevo entorno.

La actual irrupción del vehículo eléctrico no supone simplemente un cambio en el tipo de combustible, sino la interconexión plena en el mundo del Internet de las Cosas. Si nos fijamos en su bajo consumo y en su posibilidad de suministro a partir de fuentes sostenibles, sólo estaremos viendo algunas de sus infinitas posibilidades. Pero téngase en cuenta que casi todos ellos incorporan, por ejemplo, el sistema de seguimiento en pelotón, desarrollado en Europa por el proyector Sartre o en Estados Unidos por el proyecto PATH, que permite el enlace de coches dónde sólo el primero necesita ser conducido y los demás siguen sus instrucciones. Este sistema ya se utiliza en varios países para los trayectos largos, especialmente con camiones de mercancías.

Junto a ello, el vehículo de movilidad compartida empieza a dar sus frutos. Hoy muchas ciudades disponen de un conjunto creciente de coches donde las personas los utilizan cuando lo necesitan y el resto del tiempo es compartido por los demás usuarios. De esa manera se tiene una disponibilidad mayor de vehículos sin necesidad de ser propietario de ellos.

Evidentemente toda esta evolución son pasos intermedios hacia el vehículo autónomo o sin conductor, campo en el que España ya permite pruebas por carretera desde hace más de un año. La dificultad radica, evidentemente, en la coexistencia con los coches conducidos por personas, pero la incorporación de esta tecnología por parte de Tesla, Mercedes o Volvo marca su línea de desarrollo. En el futuro próximo haremos uso de una aplicación móvil para avisar a nuestro coche, o al compartido más cercano, que vendrá a recogernos sin necesidad siquiera de conductor. Mientras tanto, al igual que el AVE ha modernizado el ferrocarril o las líneas de bajo coste han socializado el transporte aéreo, esperemos que el desplazamiento con vehículos con conductor evolucione y se incorpore a esta revolución que nos ha tocado vivir.

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