El silencio de hoy

Desde hace tiempo los resultados electorales nunca caben en la quiniela del 1-X-2. Todo es más complejo

Los domingos de elecciones tienen sabor a descanso y a tregua. Aún flotan en el aire las ruidosas megafonías de las caravanas, los últimos discursos de los candidatos y permanecen en nuestras calles las banderolas y la cartelería pidiendo el voto, pero, de la noche a la mañana, todo eso ha quedado antiguo y desfasado. Son los restos de una batalla acabada cuyos resultados sabremos hoy. Es el día del desmontaje del gran escenario electoral que durante semanas se ha hecho presente en nuestras vidas. Ha sido una campaña benigna, de lluvia fina, que ha ido calando poco a poco, con dificultad, de manera casi superficial, como si el cuerpo electoral diera señales de fatiga y fuera reacio a enrolarse en esta nueva disputa. Solo en los últimos días asomó el interés por lo que hoy pueda ocurrir y los debates, las polémicas y las propuestas encontraron por fin eco en las conversaciones de los ciudadanos.

Hoy es día de la calma y del silencio expectante, de los cálculos inciertos, de la elucubración sobre el tiempo, el calor, la playa y la abstención, que una vez más es la gran amenaza que sirve para fantasear sobre resultados y escaños, mientras aumenta la incertidumbre, viendo como poco a poco se van llenando las urnas.

Pero no se fíen. El fragor político no termina nunca y ya esta tarde-noche, antes de que oscurezca, comenzará de nuevo la rueda interminable de opiniones y valoraciones. Desde hace tiempo los resultados electorales nunca caben en la quiniela del 1-X-2. Todo es más complejo y más sutil. Son muchos los ángulos y muchas las perspectivas desde donde se pueden analizar el escrutinio final. Al fin y al cabo, lo que se valora y analiza son las expectativas que se tenían en el punto de partida y el nivel de aproximación que se alcanza. Sí, el análisis electoral es complejo y a veces contradictorio, porque la interpretación del voto ciudadano nunca es coincidente y uniforme y vendrán las matizaciones y las precipitadas proclamaciones de vencedores y vencidos que nunca serán coincidentes y el inicio de propuestas de pactos y alianzas que nos llevarán a un nuevo escenario de debate confrontación y crítica.

Sí, el domingo de elecciones es el silencio entre dos estruendos que será conveniente utilizarlo para recopilar lo oído, visto y sentido y expresarlo de forma silenciosa y discreta introduciendo el sobre en la urna con la respuesta a discursos y programas. En un día como hoy lo mejor es aprovechar la tregua, disfrutar del silencio y votar.

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