Un sitio en la historia

Sánchez es el gobernante que más ha intentado horadar los cimientos de nuestro entramado constitucional

Lo peor de la impresentable andanada de la diputada de Vox en la tribuna del Congreso contra la ministra de Igualdad no es ni la falta de las mínima, más que educación, caridad; ni su arrogante chulería; ni su anacrónico machismo; ni tampoco la sobreactuada respuesta victimista de la destinataria a coro con su tropa. ¿A estas a alturas nos vienen con el cuento de la "violencia política"? Lo peor de todo es la impresión de que nada de esto penaliza, sino diríase, por el contrario, que beneficia. Lean si no las ardientes defensas que unos y otros airean en los medios afines para quienes, desde su particular trinchera, no hacen más que proferir insultos, cuanto más hirientes mejor, a su contrario.

En medio de todo este molesto griterío, el presidente Sánchez, autoproclamado ahora benefactor del "luminoso republicanismo español" (oyendo cosas como esas, uno piensa que la monarquía constitucional española a la que se debe es ciertamente indestructible) y no contento con dejarle libre el camino a los sediciosos para nuevas intentonas cuando, naturalmente, él ya no esté, desliza su decisión de nombrar por decreto a dos juristas directamente vinculados al Gobierno como nuevos miembros del Tribunal Constitucional. Tengo mis dudas de si, como él ha dicho, pasará a la historia como gran exhumador de los huesos del caudillo, pero no guardo ninguna que sí lo hará, desde luego, como el gobernante que con más denuedo ha intentado horadar los cimientos de nuestro entramado constitucional, aunque sea a base de arrojar por los suelos el prestigio de tantas instituciones.

Visto así, este panorama aterrador sólo tiene una solución, y es la sustitución de las personas que nos gobiernan por otras que ejerzan el poder con prudencia y moderación, teniendo como único horizonte el interés general, y no el mero propósito cortoplacista de mantenerse en el poder a cualquier precio, que es, a fin, el gran problema de este tiempo. Como creo que la mayoría de la sociedad en el fondo quiere lo mismo, aunque piensen diferente, soy moderadamente optimista, y posiblemente las elecciones múltiples de mayo ayuden a aclarar un poco el panorama, en la línea que vienen marcando las encuestas serias. Y mientras tanto, más nos vale aguantar con buena cara los últimos coletazos de esta legislatura insufrible, que ya habrá tiempo de poner a cada uno en el sitio de la historia que verdaderamente le corresponde.

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